La cultura no avanza por tener o no un Ministerio, o si el Estado pone o no el dinero, sino cuando la sociedad permite desarrollar ambientes propicios para la creatividad, la libertad de expresión y el desarrollo económico.
Reivindicaciones femeninas completamente justificadas quedan en manos de voceras y monigotes que son un insulto a la inteligencia humana. No adherir a ellos no sería un error, sino una herejía.
La prevalencia del prejuicio y la necesidad de odiar algo es tal en los tiempos actuales, que las personas pierden la perspectiva frente a su propia realidad y con respecto a los otros.
No es la desigualdad lo que debiera importar desde el punto de vista moral, sino la pobreza.
El camino hacia la modernización no es inmediato, sino un proceso de larga data que necesita seguimiento, constancia y conocimiento acerca de las características sociodemográficas de nuestro país.
Lejos de ayudar, la burbuja de sobreprotección dentro de la cual padres y autoridades de todo tipo encapsulan a niños y jóvenes incrementa su fragilidad psicológica, contribuyendo a crear una cultura intolerante y proclive al autoritarismo.
Es la culpa y no la inocencia la que debe ser probada, y es el Estado el que debe destruir dicha presunción y nunca al revés.
El problema de Macri es el de todas las derechas: creen que ganar la elección es ganar la contienda política.
Una sociedad con individuos incapaces de pensar se torna incapaz de juzgar, de discernir y, por tanto, de hacerse preguntas, y queda entonces entrampada en el mito, el prejuicio y la irracionalidad.
Reemplazar completamente a las personas tiene más de populismo tecnológico que de facilidad democrática, a la vez que no se hace cargo del problema de la confianza.
La defensa del Estado de derecho sólo podrá ser cumplida con sistemas legales que no sean una lista de deseos, que no se vean modificados por mayorías artificiales, y que protejan el derecho individual de cada ciudadano
Es más fácil culpar de la escasez y la hambruna aun supuesto complot internacional, antes que analizar los efectos que tienen las medidas económicas nefastas tomadas por parte de un gobierno.
Quizás algún neoliberal alienado habrá tenido la peregrina idea de introducir competencia a una práctica tan noble como observar pájaros y colaborar con la ciencia.
Ese grupo de personas que llamamos Estado tiene la obligación de velar por que los impuestos sean lo más bajo posible, pues el dinero que estos sustraen no es de ellos ni de aquellos que pretenden beneficiar, sino de los pagadores de impuestos que lo han generado con su trabajo.
No hay que olvidar que la subordinación de un poder con respecto a otro podría ser algo nefasto para el fortalecimiento de las instituciones democráticas y para un Estado de Derecho.
Los bondadosos proponen siempre la misma, extraña y contraria solución: más poder y, especialmente, más poder para los políticos.
En democracia, parlamentarios y funcionarios públicos toman decisiones que afectan a todos pero jamás asumen un costo cuando éstas salen mal. 'No skin in the game'.
La imagen de ex mandatarios latinoamericanos siendo sometidos a procesos judiciales, sobre todo por casos de corrupción, se ha vuelto habitual en los medios del continente. La tensión entre poder y ética ha sido el eje central en la historia de la política de América Latina.
La solidaridad democrática de la izquierda latinoamericana no es con la democracia y sus instituciones, sino con la corruptela de sus líderes.
Esperemos tener un oficialismo firme y una oposición con capacidad de diálogo. Un país desarrollado debe dejar de lado el fanatismo ideológico frente a los problemas ciudadanos y tener la capacidad de conversar. La democracia necesita de diálogo abierto, de miradas de largo plazo, y no de egoístas disputas parlamentarias. Los ciudadanos esperan que sus representantes muestren que son capaces de dirigir un país. Chile no necesita fútiles disputas, necesita avanzar. La clase política debe pasar de las batallas al diálogo.
«El progreso es imposible sin cambio, y aquellos
que no pueden cambiar sus mentes,
no pueden cambiar nada»