Para el liberalismo el acceso a servicios vitales como los de salud se puede producir idealmente costeando a la demanda, es decir financiando a las personas cuando sea necesario para que estas puedan elegir donde atender su salud, incentivando a la vez una mayor oferta de servicios privados a los cuales las personas pueden acceder sin necesariamente depender de sus recursos personales.
Lo anterior permitiría a las personas acceder a servicios de salud sin tener que sortear procesos burocráticos o en servicios capturados por grupos de interés. Además, al financiar a los pacientes, esto podría hacer que los oferentes privados eleven sus estándares y la calidad de sus servicios con el propósito de tener más pacientes que los eligen.
Bajo este mecanismo, el soberano del sistema sería el paciente y no los médicos, ni los dirigentes gremiales o políticos ni los gerentes de los hospitales.
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Este 3 de mayo se celebró un nuevo Día Mundial de la Libertad de Prensa. Su celebración tiene como objetivo […]
«¡Abajo el comunismo!», fue la frase que hizo reventar las redes sociales tras la presentación de la agrupación Gente de […]
Chile pareciera haber rápidamente involucionado, a punta de una ciudadanía barbárica e irrespetuosa de las libertades más básicas, para colocarse dentro de aquel trágico grupo de países con Estados débiles o fallidos.
Si alguien quiere comprender el liberalismo, no solo el criollo sino también el liberalismo a secas, debería al menos leer lo que pensaba Lastarria, un contemporáneo de John Stuart Mill que no nació en Londres sino en Rancagua.
En tiempos donde la corrección política ha extremizado posturas, alejando los puntos de encuentro y poniendo énfasis en el odio propio y en los sentimientos vulnerados, una discusión seria sobre el hate speech es necesaria.
La libertad es 'el fin politico más elevado' y eso significa que debemos estar dispuestos a reclamar su superioridad moral.
Chile se debate entre la borrachera socialista o la borrachera antisocialista, mientras el mundo avanza vertiginosa y efectivamente hacia el siglo XXI.
«El progreso no es una bendición ininterrumpida.
A menudo viene con sacrificios y luchas»