La desigualdad, asumida como un fenómeno generado intencionalmente por el sistema capitalista, y no como una condición natural de los seres humanos caracterizada por un conjunto de razones entre las que se encuentran la diversidad individual, la pluralidad de modos de vida escogidos libremente o desventajas y diferencias de puntos de partida entre las personas sin que exista una responsabilidad específica imputable; desde hace décadas, es uno de los pilares discursivos de las izquierdas refundacionales y colectivistas en el mundo occidental.
En el afán colectivista de ingeniería social por construir un mundo de igualdad total, diversas organizaciones políticas y movimientos terminan por promover medidas que atentan contra la libre iniciativa personal y los logros individuales del intelecto y la razón. Siendo estos últimos aquellos acontecimientos que, a través de la historia, han sido la fuente de los avances civilizatorios más relevantes de la humanidad.
Con la finalidad de contribuir al entendimiento del fenómeno de la desigualdad, su relación con la justicia, las estrategias más indicadas para reducir las brechas en los ámbitos más acuciantes, como también desmitificar discursos y narrativas que se decantan por hallar soluciones que terminan por empeorar los problemas que buscan solucionar, te presentamos este especial en el que encontrarás nuestros principales materiales atingentes al tema.
«…se encuentra también en el corazón humano un gusto depravado por la igualdad, que inclina a los débiles a querer atraer a los fuertes a su nivel, y que conduce a los hombres a preferir la igualdad en la servidumbre a la igualdad en la libertad.»
Toqueville, A. (1994) [1835]. La democracia en América. México: Fondo de Cultura Económica
No es novedad que la desigualdad es un tema central en el debate público. Si bien, se habla de desigualdad económica, de género o social, la que más efervescencia genera es la económica.
¿cómo podemos argumentar que el “neoliberalismo” y la economía de mercado serían los culpables de la desigualdad económica existente, si los niveles de desigualdad que experimentamos hoy son levemente más bajos que los que existían hace 100 años?
Chile no era mucho más desigual en el 2013 ‒en plena modernización capitalista‒ que en el año 1971, en plena vía chilena al socialismo.
La evidencia sugiere que el programa modernizador capitalista chileno ha llevado a una persistente y valiosa reducción de la desigualdad económica, tanto de oportunidades y de movilidad social, como de ingresos.
Han pasado casi ya diez meses desde una de las crisis sociales más graves que ha experimentado el país en su historia y sin duda la más difícil desde el regreso a la democracia.
Nuestros esfuerzos deben concentrarse en superar la pobreza y no en combatir la desigualdad.
Imagine a un chileno nacido en los años 80 y 90 del siglo pasado, un millennial. Este ciudadano -o ciudadana- puede darse el lujo de haber superado la calamidad de la pobreza que asolaba a Chile 70 años atrás.
El informe del PNUD es categórico en decir que comparado con Latinoamérica somos, por lejos, el país que más ha avanzado en materia de ingresos, educación y salud.
«El progreso no es una bendición ininterrumpida.
A menudo viene con sacrificios y luchas»