A nivel simple, existen dos grandes tipos de políticas públicas: primero, aquellas que sirven a la gran mayoría de la población y, sobre todo, a los más necesitados; y, segundo, aquellas políticas que generan consecuencias no deseadas, dañando a la mayoría de la población necesitada.
Señor Director:
De pronto se acabó la pandemia.
En 1998 , Ibsen Martínez escribía, «¿Por qué no me asusta Chávez? Dejen la alharaca, señores, y sírvanse otro whisky. Alternancia es el nombre del juego. ¿Tragedia? Trágico es lo que pasa en Kosovo»...Sería mejor que hablen ahora los futuros amarillos. Mario Waissbluth anda flameando la bandera, harto tarde. Es fácil ahora, después de haber institucionalizado las fake news en políticas educacionales y de no cansarse de jugar a ser revolucionario rodeándose de jóvenes desde 2011.
Ahora que estamos ad portas de ver el cambio de mando presidencial, que se realizará el próximo 11 de marzo, es pertinente hacer una evaluación y análisis crítico de lo que fue el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera.
Debemos ser humildes frente a la constitución. A pesar de lo que creen en la CC, ella no nos puede hacer más altos, más inteligentes o más ricos. Y si la CC no entiende cuáles son sus límites y cuál es su función, vamos trabajando en un plan B.
La relación entre individualismo y generosidad es una materia difícil de analizar y ha marcado el desarrollo de la filosofía moral y de la economía política.
Los castores fueron introducidos en Argentina por Perón, quien introdujo allá también el virus que convirtió al Estado en una divinidad en quien confiar y de quién esperarlo todo, contagiando a todos sus compatriotas.
Chile vivió la experiencia de robos masivos de propiedad llevados a cabo por los gobiernos de Frei Montalva y Salvador Allende, los que terminaron por hacer colapsar la economía y, finalmente, la democracia.
Según el Índice de Democracia de 2021, elaborado por la prestigiosa revista británica The Economist, Chile retrocede cinco puestos en los últimos dos años.
Sabemos que los jóvenes son el futuro de un país, pero estos también son su presente. Es por eso que muchos de ellos se consideran los principales agentes de cambio y de progreso en una sociedad.
Resulta paradójico ver a ciertos ‘liberales clásicos’ hoy tratando de justificar el egoísmo como una virtud, volviendo al trabajo de Rand y Mandeville, a sabiendas de que esto sólo llevaría a la degradación moral del mismo orden que ellos supuestamente pretenden promover.
Esta semana, un video de inmigrantes golpeando a Carabineros en Iquique azotó las redes sociales. Impacta sobretodo por ser un contenido violento, pero también porque transgrede muchos de los valores propios de una sociedad.
El desafío es volver a participar en la batalla de las ideas alzando la voz e invirtiendo esfuerzo, tiempo y dinero. Esta batalla es larga y perpetua. Se da en nuestras casas, en los colegios y en la prensa.
Hace casi 90 años el gran intelectual marxista italiano Antonio Gramsci (1891-1937) reconoció el rol fundamental de los intelectuales en cambiar el clima cultural de un país y así poder ejercer hegemonía política (Lettere dal carcere, 1947).
Resulta paradójico que los mismos paladines de la justicia social que rasgan vestiduras en honor a la dignidad en Plaza Italia, sean los mismos que quieren ser tratados con favores de forma desigual, a expensas de toda la población.
Es famoso allá Puerto Viejo por ser la cuna de ese innovador emprendimiento: la toma ilegal de terrenos para segunda vivienda.
Es casi evidente que estamos ante una época algo delirante: llegan al poder por vía democrática partidos políticos de comprobada trayectoria antidemocrática en América Latina.
La izquierda a veces se olvida que, detrás de las abstracciones que ellos mismos alimentan desde la capital, existen ciudadanos comunes y corrientes que a diario sufren los atentados terroristas acá en el sur.
Los economistas tenemos un defecto incorregible: siempre comparamos y juzgamos a la realidad contra posibles escenarios plausibles.
Ayer con una puesta en escena, diversa, inclusiva, paritaria y todos los demás adjetivos propios del relato progresista, se presentó el flamante nuevo gabinete.
«El progreso es imposible sin cambio, y aquellos
que no pueden cambiar sus mentes,
no pueden cambiar nada»