En su momento de mayor necesidad, las mujeres afganas no pueden acudir a las feministas en busca de apoyo.
Se cumplieron 10 años desde el accidente de Juan Fernández. Ahí murió un grupo variopinto de chilenos con distintos apellidos: Camiroaga, Correa, Fernández, Arnolds…
Antes de eso, leía solo a veces sus críticas: cuando eran muy comentadas o me enfrentaba a ellas sin querer. Entre tantos delirios, antijerarquías y modas predecibles, se echaban de menos sus escritos ahora que había jubilado de ellos.
La Lista del Pueblo, en vez de ser la voz pura y racional de los marginados en el debate público, ha terminado siendo el reflejo de lo peor de nosotros mismos, de nuestra virulencia y de nuestra actual cultura de la cancelación, contribuyendo a acelerar el estado de descomposición de nuestro debate público
La Convención ha mostrado un cierto consenso en la necesidad de descentralizar el poder político y económico, y en dar atribuciones a los territorios, pero resulta preocupante ciertas intenciones de refundar Chile y cómo esto podría afectar al proyecto descentralizador del país.
Con estas medidas populistas y simplistas –que muchos chilenos y políticos electos incluso avalan–, nos hemos disparado en los pies, cometiendo un acto de suicidio financiero.
La gente olvida o desconoce que la propiedad no es el privilegio de unos pocos sino que la piedra sobre la que se edifica la libertad de todos.
La envidia, escribió John Stuart Mill, es “la más antisocial y odiosa de todas las pasiones”.
Recientemente se publicó el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y sus resultados son elocuentes: el ser humano y sus prácticas de producción son el mayor responsable del calentamiento global en el mundo.
Una de las cosas más sorprendente del proceso de descomposición que vive Chile es la cantidad de gente que se declara desconcertada por lo que ocurre. Es como si de pronto se hubiera reventado la burbuja en la que vivían.
En paralelo al payaseo de la Convención avanza un proyecto de ley de donaciones. Es raro que no se haya pronunciado Giorgio Jackson, nuestro PhD en “donaciones”; nuestro filántropo de Moliere. Quizás es porque quiere insistir con las contorsiones lingüísticas que camuflan mentiras.
Una de las grandes contribuciones del trabajo de Ostrom es demostrarnos que los seres humanos pueden auto-gobernarse y crear instituciones propias sin la necesidad de recurrir a un Estado superior u omnisciente para resolver sus problemas.
Los habitantes de la Macrozona Sur, muchos de ellos ataviados de chalecos antibalas a toda hora del día, buscan una solución concreta a su drama y no las típicas condenas enérgicas a las que nos tienen habituados.
¿El liberalismo tiene algo que decir respecto a la crisis ambiental? Absolutamente sí. ¿Por qué? Porque posee herramientas para contrarrestar los efectos.
Cuando niño me preguntaba por qué en Chile éramos tan pobres si teníamos más superficie que Francia y más recursos naturales que Alemania. Fui a Argentina el año 1978 y me pareció estar en otra galaxia. Ahora, cuando voy parece detenida en el tiempo. ¿Qué pasa que hay países que avanzan y otros que retroceden?
Ahora Boric anda diciendo que el Estado es más avispado haciendo negocios que los privados. Sería vidente, infalible y virtuoso. No sé de dónde saca eso.
La violencia es como una caja de Pandora, ya que, una vez abierta e incitada por los políticos e intelectuales en las redes sociales, esta pierde el control y tiende a naturalizarse y a formar parte normal del país.
Pareciera ser que el resentimiento ha llegado a tal punto, que los constituyentes son verdaderamente una extensión de la situación actual de una parte importante de la política.
Se necesitarían nada menos que 31 años para satisfacer las necesidades habitacionales de las 84.000 familias de ingresos bajos que residen en Santiago.
Para Millas, un pensador honesto debe despojarse de los fetiches ideológicos y, por ende, contribuir a desenmascarar la violencia y denunciar sus trampas filosóficas, en vez de ocultarla por aparentes objetivos nobles.
«La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla»