Cuando estudiaba en Londres conocí a un profesor que bautizó “Guardianreaders” a quienes se paseaban como “buenas personas” frente al mundo.
Han pasado dos semanas luego de los resultados de segunda vuelta y Gabriel Boric sigue sin entregar las certezas mínimas que se requieren para volver a invertir en Chile.
El flamante presidente electo Gabriel Boric va a recibir una economía particularmente complicada y es muy probable que el ámbito económico sea uno de los principales desafíos de su mandato presidencial.
Ahora que estamos ad portas de comenzar un nuevo año, resulta necesario reflexionar acerca de uno de los principales problemas que nos aqueja como país: la escasa tolerancia política y la violencia.
Chile ha optado nuevamente por el socialismo. Ya lo tuvimos y lo padecimos. Terminó mal, con pobreza, odio y pérdida de la democracia.
El triunfo de Gabriel Boric marca un hito político en varios sentidos. Hay, sin embargo, tres elementos clave a considerar que quedan en evidencia.
Boric admira mucho a Allende, así que veremos si maneja mejor otro de sus más famosos estorbos: su alianza con fanáticos. Al menos supongo que no enviará proyectos de ley para mejorar la raza de nuestros compatriotas, como hizo Allende. La eugenesia esos días era una moda, hoy estamos para otras.
Escribí esta columna sin saber el resultado de la elección porque me parecía que no importaba si la centroderecha ganaba o perdía. Cualquiera hubiera sido el resultado, su misión debe ser la misma.
Creemos necesario mantener el régimen de votación voluntario y analizar lo que han hecho los demás países del mundo para afrontar la baja participación electoral.
Días atrás, el candidato Gabriel Boric se declaró socialdemócrata. ¿Acaso ha dejado de creer en el socialismo del siglo XXI?
Gane quien gane este domingo, el proceso de deterioro económico e institucional chileno continuará.
Inmediatamente después de los resultados de la primera vuelta, los medios se vieron repletos de columnas y reportajes indicando que José Antonio Kast habría ganado en las comunas más pobres de Chile.
Ante la percepción de estar primero, es entendible que Gabriel Boric prefiera no sobreexponerse.
Se ha intentado argumentar por quienes apoyan a Gabriel Boric de cara a la segunda vuelta presidencial que este enarbolaría los valores de la social democracia europea. Incluso un análisis superficial, sin embargo, permite concluir algo distinto.
Antes, los candidatos inventaban programas. Ahora, inventan evangelios. Los columnistas no podemos ser menos y por eso me he permitido publicar esta carta de San Pablo a los chilenos.
El clima de intimidación que rodea a quien piense distinto es cada vez mayor. El órgano constituyente y su idea de 'negacionismo' es un ejemplo agresivo de deriva totalitaria.
Chile lleva décadas perdiendo sostenidamente niveles en el ranking de libertad económica y las personas, sobre todo los jóvenes, las mujeres y los grupos marginados, son los que más han sentido el golpe.
Desde octubre del 2019 muchos sostuvieron la tesis de que el país vivía subordinado a un presunto modelo “neoliberal” malvado y opresor, que sometía a los ciudadanos a punta de expansión de los mercados y privatización que beneficiaba solo a algunos.
En lo que va del año nos hemos visto enfrentados a significativos incrementos en los precios de muchos bienes, lo que ha hecho que la inflación se haya disparado.
El FA y la izquierda radical tienen un problema. Llegaron con un aire de frescura y novedad. Jóvenes “idealistas” que venían a cambiar la política para volverla a poner al servicio de la gente.
«El progreso es imposible sin cambio, y aquellos
que no pueden cambiar sus mentes,
no pueden cambiar nada»