Entre Apruebo y Rechazo hay un espacio, una distancia, se llama corrección. Aprobar por aprobar algo mal hecho, no tiene sentido. Rechazar por rechazar algo no terminado, tampoco. Quizás aún queda algo de tiempo para hacer una buena constitución, pero eso dependerá de tener una disposición más mesurada y humilde.
Como consecuencia, el realismo por el que abogamos los liberales está condenado a ser sacrificado una y otra vez en nombre de una gran idea y a encontrar algo de defensa recién cuando el utopismo de la izquierda amenaza con arrasar absolutamente todo a su paso.
El neoliberalismo no es una ideología sino una corriente de políticas públicas pragmática basada en la evidencia y en los resultados científicos, sostiene el autor.
Como abogado me ha tocado conocer muchos conflictos humanos. Entre socios, entre empresas y clientes, entre matrimonios, etc. Las razones son múltiples pero normalmente tienen una cosa en común, se detonan y agravan en épocas de problemas económicos.
Es tan notable la capacidad que tiene la ministra Izkia Siches para causar polémicas que a primera vista parece menor la controversia en torno a las medidas que tienen en mente desde el Gobierno
Apenas se anunció que nuestro presidente se iba a ir a vivir al barrio Yungay, los precios de los arriendos subieron.
Del presidente de la República todos esperamos ejemplaridad en su actuar y rigor intelectual en sus palabras. Por desgracia, esto último no ocurrió cuando Gabriel Boric, en defensa del cuestionado actuar de la Convención Constitucional, nos dijo que «cualquier resultado [que saliera de la Convención] sería mejor que una Constitución escrita por cuatro generales».
Sabemos que la descentralización es un elemento esencial para el fortalecimiento de las regiones y la distribución del poder, dos cuestiones de las cuales Chile ha carecido históricamente.
Un frenesí antirruso se ha extendido por Occidente tras la invasión de Vladimir Putin a Ucrania.
Hay oportunidades en que es muy difícil escribir porque no hay temas interesantes. Ahora, en cambio, me siento como un zancudo en un campo nudista: no sé por donde empezar.
Unos de los problemas más alarmantes que evidenció pandemia fue la incapacidad de muchas personas de pensar e informarse por sí mismas.
Hoy en día, pareciera que cada uno se siente víctima en algún aspecto de su vida. Esto no tiene nada de raro ni de negativo a priori.
El imán del poder ya marea. Varios andan corriendo acríticamente tras ideas ancestrales y jóvenes.
Cuando se analizan los factores críticos del segundo mandato de Sebastián Piñera, generalmente se alude a la debilidad de su apuesta excesiva en lo técnico en desmedro de lo político.
Como si todo esto ya fuera poco, hoy en el país tenemos que enfrentar una nueva amenaza que nos acecha: el terrorismo y sus múltiples máscaras de violencia
Era el jueves a las 19:30, bajaba por la Alameda hacia La Moneda, a la cena que el -ahora- expresidente Piñera daba a los dignatarios presentes. No podía dejar de reflexionar sobre estos cuatro años.
Occidente, afirmó el filósofo Roger Scruton poco antes de morir, está entrando en una nueva era de oscuridad. La ideología que alimenta este nuevo oscurantismo —todo comienza siempre en el mundo de las ideas— es esencialmente irracionalista.
Carta a un amigo piñerista (o cómo defender el legado de Sebastián Piñera sin hacer el ridículo).
Era de esperar que los representantes de las formaciones políticas condenasen la agresión cometida al presidente de Chile cuando una mujer vació una botella de agua sobre su cabeza al grito de “el peor”, en la conmemoración de los dos años del primer caso de Covid en el país -aunque hubo también silencio de muchos sectores del nuevo gobierno, incluido el próximo mandatario.
El punto bastante obvio de la carta era que la pandemia ya casi no se cubre por los medios de comunicación producto de la crisis con Rusia.
«El progreso es imposible sin cambio, y aquellos
que no pueden cambiar sus mentes,
no pueden cambiar nada»