Cada 1 de Mayo mucho se habla de las brutalidades cometidas por Estados capitalistas contra los trabajadores, pero poco se reflexiona acerca de la triste historia de la clase obrera en los Estados socialistas o comunistas.
La promesa de un futuro esplendoroso como consecuencia de extirpar las instituciones es el cebo perfecto para caer en las garras del populismo.
La realización de primarias ha sido el fetiche de todos los conglomerados en el último tiempo. En la semana que vence el plazo parece que a ninguna de las fuerzas políticas les ha sido un proceso cómodo.
Entender a Lenin no es un asunto de mero interés histórico sino una necesidad actual.
Algo tienen las transnacionales que en el imaginario de la izquierda troglodita son culpables de todos nuestros males.
Se realizó la utopía de Marx, pero en vez del paraíso prometido, surgió el peor infierno hasta hoy conocido.
Los organismos deben, en cumplimiento del principio de igualdad ante la ley, fiscalizarlos a todos por igual, sin miramientos de la militancia que haya tras el infractor.
En el fondo lo que se rechaza muchas veces no es la dictadura militar en sí, sino ciertas dictaduras militares.
Chile se debate entre la borrachera socialista o la borrachera antisocialista, mientras el mundo avanza vertiginosa y efectivamente hacia el siglo XXI.
Cuando políticos justifican hoy dictaduras en ejercicio, debilitan la cultura y sensibilidad democrática nacional, en especial de los jóvenes.
Los movimientos populistas se nutren especialmente de élites que se desconectan de la realidad de sus ciudadanos.
Hace cien años Lenin dio inicio a la construcción del primer Estado totalitario. Lo hizo con la ilusión de crear un paraíso terrenal, pero creó el infierno más terrible que se haya conocido.
La resolución 1078 de la OEA urge al Gobierno de Venezuela a actuar para garantizar la separación e independencia de los poderes constitucionales y restaurar la plena autoridad de la Asamblea Nacional.
Nuestra época estaría siendo testigos de una tragedia: la verdad ya no tendría el valor ni la relevancia de antes. Nos estaríamos enfrentando a que las ideas falsas moldeen nuestra realidad.
Lenin no instaura ni la sombra de una democracia representativa, sino la brutal dictadura del proletariado sobre obreros y campesinos que había conquistado prometiéndoles un programa redentor.
José Miguel Infante fue uno de los primeros promotores de un liberalismo comprometido con las libertades en sentido político, económico, cultural e institucional.
Queremos tener todos los privilegios de un país rico cuando todavía somos pobres.
El liberalismo debería centrarse desmantelar el afán de acrecentar la burocracia y buscar una nueva concepción de las instituciones, de cara al siglo XXI.
La promoción del pluralismo político y la tolerancia de valores debería ser la base para neutralizar las tendencias de ciertos sectores de la derecha y la izquierda.
Creo que los dramáticos acontecimientos de los últimos días en la polarizada y empobrecida Venezuela (golpe de Estado frustrado, chavista […]
«El progreso no es una bendición ininterrumpida.
A menudo viene con sacrificios y luchas.»