Ojalá los constituyentes no se olviden de lo que nos une y no se dejen llevar por lo que nos desune. Así construiremos ese hogar común que se merecen todos los chilenos.
Si usted aprecia el esfuerzo personal, quiere vivir de su trabajo, cumple con la ley, se mete en sus propios asuntos sin decirle al prójimo cómo vivir su vida, sabe que no hay fiesta sin resaca, y es escéptico de que la buena política lo ayude mucho -pero tiene certeza de que la mala le puede arruinar su vida-, levántese y vote.
Elecciones pasadas han comprobado que, sin remilgos, ni centrismos, la derecha termina conectando con los votantes, y es más honesto confrontar el mensaje de la izquierda.
Este fin de semana serán las elecciones que definirán a los integrantes de la Convención Constitucional y se realizarán en medio de una severa crisis de confianza hacia nuestra clase política.
A partir del lunes se pondrá a prueba la real cultura democrática que presumimos en Chile.
Ojalá votemos por quienes defiendan una Constitución que cumpla su función principal: protegernos de los políticos. Si no, después van a llegar los amigos de Giorgio y Fernando Atria a prohibir los colegios Waldorf ⸻a los que ya les cuesta bastante sobrevivir por los delirios y prohibiciones mesiánicas de estos personajes⸻.
Hoy que estamos ante una de las decisiones colectivas más trascendentales de nuestra historia, deberíamos tomar en serio a las ciencias sociales y dejar, de una vez por todas, los espejismos retóricos que no tienen ningún sustento más que los meros sueños trasnochados de los populistas.
La efervescencia producida por la marea de elecciones políticas que se avecinan en Chile, sumado a la próxima instalación de la Convención Constitucional (CC), han provocado el resurgimiento de múltiples voces que reclaman por una democracia más representativa o más “directa”, en donde la supuesta “voz del pueblo” pueda ser finalmente escuchada a través de cabildos comunales o asambleas varias.
Lo que la izquierda llama 'la voluntad del pueblo' es solo un espejismo retórico incapaz de poder ser discernido por cualquier sistema de elección colectiva, sea democracia representativa o asambleísmo.
En el ideario político nos hemos encontrado con numerosas coaliciones que parecieran unirse para denunciar distintas injusticias cometidas contra ellos.
¿Responsabilidad y convicción? Quien sabe. El punto es que la ciudadanía parece valorar esa conjunción pues en la CEP, sin ser candidata presidencial, es la mejor evaluada del bloque Unidad Constituyente por sobre Heraldo Muñoz y Paula Narváez, quienes no han mostrado liderazgo y han sido más bien condescendientes con el desmadre demagógico.
Se acerca el momento de decidir si se prefiere un país con libertad, sensatez política y económica, o uno arruinado por el engaño del autoritarismo y del populismo.
Daniel jadue declaró que si bien el derecho de propiedad tiene que mantenerse como un derecho fundamental, "este debe subordinarse al bien común".
Las AFP ocuparon un modelo reductivista ante un servicio social sensible: tu te callas yo administro, tu ahorras y yo hago la pasada, y todos contentos.
La pandemia puso en evidencia la vulnerabilidad de la cadena de producción y distribución global, dado que las pausas en la manufactura o la dificultad de transporte han causado escasez en elementos críticos, como los componentes electrónicos.
Es un lugar común ver como muchos intelectuales y políticos se llenan la boca diciendo que Chile es un país “extremadamente individualista”, y que lo que haría falta acá es más “solidaridad”
Chile pareciera haber rápidamente involucionado, a punta de una ciudadanía barbárica e irrespetuosa de las libertades más básicas, para colocarse dentro de aquel trágico grupo de países con Estados débiles o fallidos.
Nadie niega la existencia de eventos desafortunados, todos estamos expuestos a sufrir situaciones de las cuales no tenemos control alguno.
Los empresarios tienen que tener claro que su responsabilidad con el país es también la de defender la imagen de su rol en tanto creadores de bienestar general, evitando caer en complejos de culpa y concesiones a ideas que lo único que hacen es fortalecer a aquellos demagogos que explotan sentimientos de envidia disfrazados de justicia para avanzar agendas de poder.
Estamos en una crisis política, qué duda cabe. Pero no es la peor de nuestra historia. Ni es terminal (…) Tenemos buenas razones para estar preocupados. Pero eso debe movernos a la acción y no a la depresión.
«La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla»