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Mayo y la República de Chile Publicada en Revista Individuo

Mayo y la República de Chile

imagen autor Autor: Antonia Russi

“Nosotros, le manifestó escuetamente, vamos seguramente a morir” dijo Abraham Quiroz, soldado de la Guerra del Pacífico, a su padre. Esta cita entregada por Carmen McEvoy en su obra Guerreros Civilizadores, encarna, seguramente, una de las realidades más abrumadoras de la historia de la humanidad: cuando el hombre se encuentra con la muerte de frente, como una realidad inminente a la que no rehúsa, puesto que existe algo más trascendental que su propia existencia.  

Ante un contexto nacional dividido, donde la República y la Patria son considerados elementos opresivos; donde ideas separatistas vencen en la discusión pública y donde existen ciudadanos de primera y segunda clase ante la ley, el 21 de mayo de erige como una fecha iluminadora sobre la verdadera identidad chilena. Es cierto que la historiografía ha persistido en enseñarla como un hito que ensalza las hazañas de héroes, hombres superiores en cuya figura convergen los valores más admirados por una sociedad. Habrá quienes dirán, que dicha exaltación es parte de un proyecto civilizador y constructor de una identidad nacional, propia de una lógica decimonónica. Sin embargo, esos mismos no pueden olvidar que los valores ahí perseguidos se han mantenido a lo largo de la historia. El coraje, la lealtad, el compromiso, el sacrificio y el compañerismo siguen siendo cualidades deseables.  

Por esto, el 21 de mayo no es solo una fecha de héroes, grandes hombres que exitosamente desarrollaron los más excelsos atributos. El 21 de mayo recuerda al chileno, a un hombre sencillo y común. Individuos que lucharon por ellos mismos, por sus familias, por la Historia y por Chile. Personas enfrentadas a las atrocidades de la guerra, donde el derramamiento de sangre fue un simple resultado final de una larga tragedia. Así, Carmen McEvoy describe el significado de la vida en campaña, en donde “partir a la guerra era despedirse de los seres queridos, pero también de los placeres de la vida, dejando atrás ilusiones, ambiciones y triunfos”. El chileno debía desprenderse de sus anhelos más profundos y entregarse a un ideal abstracto para conseguir un bien superior. Así, dirá McEvoy: “de hombre libre el soldado pasaba a convertirse en subalterno y dependiente, lo que implicaba una dramática trasformación de su ser”.  

La guerra es siempre indeseable, pero existe una razón muy valiosa para que estos hitos sean recordados: nos muestran que el hombre no siempre es fruto de sus circunstancias y es capaz de entregar su libertad para salvaguardar la de otros.  

La Guerra del Pacífico demostró que el triunfo no se consiguió solo con poder militar y capacidad estratégica, sino también por la unidad y cohesión nacional. El Combate Naval de Iquique es parte de la historia de todos “los residentes” del territorio nacional: en ella participaron hombres y mujeres (de toda condición y origen); todos integrados por un objetivo común. Así lo demuestra el estudio de Joaquín Fermandois y Ana María Stuven en el tomo I de Historia de las mujeres en Chile. La implacable participación de la mujer chilena en la Guerra de Pacífico no fue pasiva, muchas fueron importantes enfermeras, cantineras y soldados.  

El 21 de mayo conmemora la historia nacional, dando coherencia al concepto de “lo chileno”. Un relato cohesivo de todos los ciudadanos que aúna la República de Chile y que destruye cualquier argumento divisorio a cambio de votos. El 21 de mayo llega para recordarnos que Chile es uno solo y su Historia es digna de ser recordada y respetada. Gabriela Mistral lo resumió perfectamente: “Es hermosa nuestra historia, y para dar en una narración a nuestros hijos la llamarada del heroísmo, no necesitamos recurrir ni a Grecia, ni Roma, si Prat fue toda Esparta”. Quizás nuestro precioso relato histórico sea el lugar para encontrar los puntos de encuentro, y desde ahí reconstruir una nación fragmentada y una ciudadanía debilitada. Es justamente en la República de Chile y su historia donde descubriremos los caminos de mayor progreso y la libertad.  

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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