Una sociedad de individuos libres es aquella en que la diversidad humana es protegida por un conjunto de instituciones las cuales fomentan la coexistencia pacífica de distintos modos de vida, creencias y preferencias en un marco de tolerancia. El individuo -el sujeto político y moral de la corriente liberal- para poder desarrollar su capacidad de agencia, debe contar con un conjunto de libertades esenciales sin las cuales es imposible la libre asociación y desasociación y, con ello, el desarrollo de un amplio sistema de cooperación humana.
Con el objetivo de reflexionar profundamente sobre los pilares de las libertades esenciales que conforman una sociedad justa, próspera y cooperativa, te ofrecemos este especial en el que encontrarás nuestros materiales más importantes dedicados a analizar lo fundamental de las libertades de expresión, de prensa, de asociación, de culto, entre otras.
«En una sociedad libre no corresponde al Estado administrar los asuntos humanos, sino que deberá limitarse a administrar justicia entre hombres que se ocupan de sus propios asuntos»
Lippmann, Walter (1937 [2017]). The Good Society. New York: Routledge.
Chile pareciera haber rápidamente involucionado, a punta de una ciudadanía barbárica e irrespetuosa de las libertades más básicas, para colocarse dentro de aquel trágico grupo de países con Estados débiles o fallidos.
Si alguien quiere comprender el liberalismo, no solo el criollo sino también el liberalismo a secas, debería al menos leer lo que pensaba Lastarria, un contemporáneo de John Stuart Mill que no nació en Londres sino en Rancagua.
En tiempos donde la corrección política ha extremizado posturas, alejando los puntos de encuentro y poniendo énfasis en el odio propio y en los sentimientos vulnerados, una discusión seria sobre el hate speech es necesaria.
La libertad es 'el fin politico más elevado' y eso significa que debemos estar dispuestos a reclamar su superioridad moral.
Chile se debate entre la borrachera socialista o la borrachera antisocialista, mientras el mundo avanza vertiginosa y efectivamente hacia el siglo XXI.
El liberalismo debería centrarse desmantelar el afán de acrecentar la burocracia y buscar una nueva concepción de las instituciones, de cara al siglo XXI.
La promoción del pluralismo político y la tolerancia de valores debería ser la base para neutralizar las tendencias de ciertos sectores de la derecha y la izquierda.
la primera tarea de los liberales debe ser acabar con la inflación legislativa y el afán compulsivo de crear leyes a destajo que hoy priman en nuestro Congreso.
«La libertad es un derecho humano fundamental,
sin él no hay vida digna.»