Amores adolescentes
Los equipos de gobierno han demostrado una devoción por el amor mucho más encomiable que por el trabajo. Desde el […]
La autoridad sanitaria de Noruega acaba de reconocer que las cuarentenas en ese país no eran necesarias para enfrentar la pandemia. Hace poco, un informe filtrado del Ministerio del Interior alemán —del cual se desmarcó el gobierno de Merkel— calificó la reacción al coronavirus como “falsa alarma”. Según el premio Nobel de Química Michael Levitt, quien junto a su equipo en Stanford estudia el coronavirus desde inicios del año, “las cuarentenas no salvaron ninguna vida” en el mundo. Levitt añade que “el verdadero virus fue el pánico”. Lo que sí sabemos es que las cuarentenas causarán más muertes de lo que habría causado el covid-19, además de una devastación económica y social de consecuencias insospechadas.
Ante este escenario detonado por el pánico, el Gobierno, que actuó con prudencia inicial en esta materia, debería considerar enmendar el rumbo que ha endurecido y ponernos en un camino de normalización definitiva, en el que aprendamos a convivir con el virus, el que, posiblemente, estará con nosotros por mucho tiempo.
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