Los Chilenos Bonsái de la Encuesta Casen
Los resultados de la encuesta se han transformado en la evidencia empírica que contradice el rumbo que está tomando el país: que 1 millón 200 mil personas hayan salido de la pobreza entre 2011 y 2013 nos habla de la importancia que tiene el crecimiento económico, los trabajos dignos, el gasto social focalizado y políticas que promueven la competencia en el mercado.
Carol Hullin es una chilena maravillosa. Creció en los años 70 en la más extrema pobreza, en la difícil población La Legua, al sur de Santiago. Cuando iba y venía del colegio aprovechaba de vender dulces en la micro, y al salir de clases se quedaba lavando platos en la cocina del establecimiento a cambio de una lata con sobras de comida.
En el colegio sus compañeros la trataban de tarada, y probablemente nadie esperaba mucho de ella. Sin embargo, terminó por escapar de la miseria con un pasaje a Australia, donde esta “tarada” se abrió puertas con gran esfuerzo y logró hacer una notable carrera ligada a la medicina, estudiando un doctorado en informática y un postdoctorado en inteligencia artificial.
Carol es un poderoso ejemplo de lo que son los “chilenos bonsái”. En palabras del premio Nobel Muhamad Yunus, “cuando uno planta la mejor semilla del árbol más grande en un pequeño macetero, lo que se obtiene es una réplica del árbol alto, pero de solo unos pocos centímetros. No hay nada malo con la semilla plantada; solo que el suelo usado como base es el inadecuado. Los pobres son personas bonsái. No hay nada de malo con sus semillas, pero la sociedad nunca les dio la base adecuada para crecer”. Ella tuvo la suerte de tener en ese entonces una salida, pero ¿cuánto talento y mentes brillantes se desperdician año a año en la miseria?
En 1990, un año antes de que Carol tomara su avión a Australia, nuestro país vivía la dramática realidad de tener a 5 millones de chilenos (sobre)viviendo en la pobreza. Desde ese año al 2013, como lo indica la última encuesta Casen, el crecimiento económico y políticas públicas adecuadas han cumplido la maravillosa tarea de sacar a 3 millones 600 mil personas de esta condición. Por eso, los resultados de la Casen deberían ser un grito de júbilo y esperanza. Entonces, ¿por qué un gobierno que se llena la boca hablando de los pobres y la desigualdad, ocultó por más de 6 meses estas cifras y decidió darlas a conocer un solitario sábado de enero?
La respuesta a esta pregunta está en que los resultados de la encuesta se han transformado -al igual que Carol- en la evidencia empírica que contradice el rumbo que está tomando el país: que 1 millón 200 mil personas hayan salido de la pobreza entre 2011 y 2013 nos habla de la importancia que tiene el crecimiento económico, los trabajos dignos, el gasto social focalizado y políticas que promueven la competencia en el mercado. Políticas radicalmente contrarias al rumbo del gobierno que con sus reformas improvisadas se ha empeñado en menospreciar el crecimiento económico -pasamos de luchar por un 5% a felicitarnos por un 2%-, que ha debilitado el mercado laboral -aumentaron en 30% los empleos de emergencia en el último año- y que ha despilfarrado vergonzosamente el gasto social -preguntar a los funcionarios públicos de Atacama por el bono de 1 millón.
Historias de esfuerzo, superación y sueños cumplidos -como la de Carol- hay por miles. En mi libro “Volar Alto: la revolución de la movilidad social en Chile” presento nada más que cinco. Pero para quienes no lo han leído, pueden encontrar casos notables de movilidad social en figuras como nuestro Canciller Heraldo Muñoz, el ex ministro de Educación Harald Beyer, el ex director de Clínica Las Condes René Tejías o el empresario inmobiliario Benjamín Paz.
Todos ellos corresponden a talentos que han servido de una u otra forma a llevar a Chile hacia el progreso, y que antes se perdían en la pobreza y la falta de oportunidades. Sus historias deben servirnos para recordar a diario que aún quedan 1 millón 350 mil chilenos bonsái, y que el trabajo del gobierno debe centrarse en generar la base adecuada que les permita crecer y potenciar la movilidad social antes que sabotearla. O de lo contrario, serán solo unos pocos los que tendrán la oportunidad, como Carol, de huir a un país que los reciba con los brazos abiertos y les permita desplegar todo su potencial libremente.
Fuente: El Libero
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