El espíritu del 5 de octubre
El 5 de octubre de 1988 significó el triunfo de la democracia, incluso mucho antes de que se dieran a […]
Publicado en El Mercurio 03.10.2022Señor Director:
En gobiernos sucesivos, nuestra clase política no ha hecho otra cosa que subir impuestos, es decir, extraer más del sector privado y engrosar el Estado, del que, entre otros, viven ellos y sus redes clientelares.
Paralelamente, el ciudadano común ve empeorar cada vez más su calidad de vida al punto de que hoy experimenta la peor crisis de seguridad pública de la historia nacional y un colapso estrepitoso de las oportunidades para salir adelante.
Ahora se nos presenta una nueva reforma tributaria bajo el pretexto de que servirá para ayudar a la gente, pero la verdad es que se trata, una vez más, de meterles la mano al bolsillo a los ciudadanos en beneficio de quienes han capturado el Estado.
Si nuestros políticos no desean terminar, a los ojos de la ciudadanía, convertidos en una mera casta de abusadores, deberán comenzar por hacer reformas serias para mejorar la gestión del Estado y resolver los problemas más urgentes del país, los que, dicho sea de paso, ellos mismos han creado. Antes de eso no deberíamos pasarles un solo peso más de nuestro bolsillo.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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