revolución

Es casi evidente que estamos ante una época algo delirante: llegan al poder por vía democrática partidos políticos de comprobada trayectoria antidemocrática en América Latina.

Desde octubre del 2019 muchos sostuvieron la tesis de que el país vivía subordinado a un presunto modelo “neoliberal” malvado y opresor, que sometía a los ciudadanos a punta de expansión de los mercados y privatización que beneficiaba solo a algunos.

Se dice que Danton, uno de los impulsores de la revolución en Francia, le dijo a su amigo Lacroix camino al cadalso: "Amigo, si en el país al que vamos hay revoluciones, hazme caso, no nos mezclemos".

Algo poco mencionado cuando se recuerda la caída de la UP es que los afanes insurreccionales de una parte importante de la izquierda de ese entonces quitó enjundia a la promesa democrática de "la empanada y vino tinto" de Allende.

Este mes de octubre se cumple un año desde aquel complejo fenómeno ocurrido en 2019 y que hemos sufrido todos de improviso y de distintas formas a lo largo del país, el denominado “18-O”. El autor busca iluminar ciertas causas socioeconómicas subyacentes que han quedado desatendidas en el debate nacional, pero que parecieran ser de extrema importancia a la hora de entender el complejo fenómeno del malestar. Revisa el resumen del próximo documento-libro de Pablo Paniagua, investigador senior FPP, “Frustración Subterránea, Revolución Inhallable” aquí.

El origen intelectual de este impulso purgatorio se encuentra en académicos y pensadores de izquierda cuya visión es que occidente sería una civilización opresiva creada en beneficio del hombre blanco heterosexual para marginar a todos los demás grupos.

Si la violencia logró imponer una refundación del orden institucional chileno, es razonable pensar que podrá inclinarlo en la dirección que grupos extremistas anhelan, especialmente si se tiene presente que Chile es un Estado fallido cuando de orden público se trata.

Moisés Naím explica lo que constituye el nuevo rasgo distintivo del siglo XXI: el poder es más fácil de conseguir, más difícil de ejercer y más fácil de perder.

¿Cuáles son las causas de la catástrofe venezolana? En este artículo te explicamos en detalle las causas políticas, económicas e ideológicas que han llevado al país a la crisis más profunda y devastadora de su historia.

FPP te invita a la presentación del libro "Lo que todo revolucionario del siglo XXI tiene que saber" de Antonella Marty, Directora Asociada del Center for Latin America de Atlas Network (DC, USA). La publicación recorre la historia política, social y económica de la defensa de la libertad y de sus más férreos enemigos, acentuando las circunstancias internacionales que fueron modelando el siglo pasado y el actual. 

Lo que se olvida con frecuencia es que la democracia es un régimen frágil, porque está expuesto de manera abierta no solo a la multiplicidad de opiniones de los ciudadanos, sino a sus diversas pasiones.

Parece plausible que Internet sea para el Islam en el siglo XXI lo que fue la imprenta para el cristianismo centurias atrás.

Aquellos que continúen operando con organizaciones de los siglos XIX y XX seguirán siendo sorprendidos por gente que los desafía mediante la explotación de las redes sociales y la tecnología.

El marxista realmente convencido es una persona totalmente fanática entregada a una idea y a su realización cualquiera sea el costo que haya que pagar.

Estas fechas simbolizan dos formas antagónicas de concebir la democracia: por o contra la libertad. Chile no es ajeno a ese dilema.

¿Cómo el país con las mayores reservas de petróleo del planeta tiene una economía destruida y su población sumida en la pobreza?

Se realizó la utopía de Marx, pero en vez del paraíso prometido, surgió el peor infierno hasta hoy conocido.

Se había creado un nuevo aparato gobernante cuya regla básica de conducta era la desconfianza, su valor más alto la obediencia ciega y su arma preferida el terror.

Hace 100 años nació un régimen político, inspirado por el sueño de Marx, que causaría estragos durante el siglo XX: el totalitarismo.

La verdad es que Fidel Castro vivió como rey. Esclavizó a su gente, asesinó en nombre de la igualdad y transgredió los derechos más fundamentales de las personas.