Sin excepción, son un ejemplo de la paradoja donde quienes decían representar los intereses del "pueblo" se hicieron del poder para convertirse en una casta peor a la que derrocaron.
Bajo un sistema de reparto, aquellos con más redes en la alta burocracia obtendrían mejores pensiones en desmedro de aquellos que no las tienen.
¿Por qué si su programa de reformas causa vasto rechazo ciudadano e inquietantes resultados, Michelle Bachelet insiste en implementarlo de modo cabal?
Es claro que tenemos un problema cultural que costará un largo trecho arreglar. Sin embargo, si a nuestro Transantiago se siguen subiendo inspectores solos, una vez a las mil, y las multas o castigos no tienen ninguna consecuencia real, más que un largo trecho, será uno infernal.
El mayor peligro para la sociedad radica en que a través de las instituciones y organismos no se apliquen reglas generales sino arbitrariedades según los intereses y criterios de quienes gobiernan.
Como decía Arnold J. Toynbee: “El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan”.
No deja de ser interesante cómo tanta gente opina de manera tan categórica y emocional sobre temas altamente complejos. El […]
Resulta paradójico que un diputado, perteneciente a un partido socialista cuyo gobierno ha enarbolado un constante discurso en contra de la desigualdad y la riqueza, no vea discrepancia entre sus dichos y la pensión de su esposa.
Lo cierto es que la educación superior gratuita analizada fríamente se trata de una ficción conceptual que logra todo lo contrario a lo que se propone: desigualdad en lugar de igualdad, exclusión en lugar de inclusión, privilegio en lugar de cancha pareja.
Bachelet ha abonado el terreno para la ideología y la demagogia en Chile, acercándonos peligrosamente a la desastrosa ruta de otras naciones que han caído en el engaño populista.
Con datos y argumentos contundentes, Kaiser y Álvarez corroen piezas del parque jurásico ideológico que la izquierda construyó con éxito en Chile durante los últimos años.
Es de esperar que si gana el Brexit, Bruselas se desmantele en paz y sin choques. Si se quedan, que los ingleses lideren para desregular ese cada vez más alambicado bloque.
Salvo excepciones, las instituciones latinoamericanas no han sido de carácter impersonal, profesional y probo, sino propiedad de caudillos y patrones que las han usado para su provecho y el de sus amigos y subordinados.
Es cierto que la reforma tributaria genera un incremento de ingresos de US$ 8.000 millones anuales. Sin embargo, lo que no vemos es que producto de la incertidumbre se ahuyentan US$ 12.000 millones.
¿Por qué Correa, al mando de un país petrolero, no ahorró en la época de las vacas gordas, cuando el precio del crudo alcanzó récords históricos, para enfrentar la fase de las vacas flacas? Es la pregunta que también le hacen los venezolanos al chavismo.
Las libertades personales tienen su límite en la vida, libertad y propiedad del resto. Es un concepto muy simple, que nuestras autoridades no comprenden o no le asignan importancia.
Es imprescindible una reflexión sincera, que desmitifique los simplismos existentes y la visión maniquea de las cosas impuesta por una izquierda que ejerce con maestría el uso y abuso de la memoria histórica.
En medio de la muchedumbre de encapuchados hay estudiantes cuya motivación es la simple cizaña, la cobardía y la destrucción. Su moral es la de la pandilla. No hay ninguna causa ni motivo noble, sino la simple expresión de su infantil y caprichosa insolencia, carente de todo escrúpulo.
Yo ya sé hacia dónde conducen estos debates: primero ocuparán las primeras planas y titulares en casi todos los medios, y luego se apagarán casi por completo. Resurgirán con una próxima cruel y traumática masacre. Será el nuevo deja vu.
Si insistimos en portarnos mal y competidores que creíamos fuera de juego, como la ex Argentina de los Kirchner, empiezan a portarse bien, estaremos en serios problemas.
«La libertad no es un regalo de Dios,
sino una conquista humana»