Cuál es el horizonte político que mueve al Frente Amplio, La Nueva Mayoría o Chile Vamos. No está claro, para nada. Sin duda, se ha iniciado un giro radical de la escena política chilena cuyos clivajes no están del todo claros. La tensión entre partidos emergentes y partidos tradicionales se mezcla con la tensión entre lo refundacional que reniega del progreso logrado y lo reformista que pareciera conformarse con lo hecho.
La vieja izquierda se equivoca al ningunear hoy al centro para conseguir los votos de la nueva izquierda.
Nuestro pueblo no es mayoritariamente de derecha ni de izquierda, sino de centro o indiferente a la cuestión política. Se trata de una gran mayoría desideologizada, ecléctica y pragmática, que quiere un poco de allá y un poco de acá, un mix de tradición y modernidad, Estado y mercado, continuidad y cambio.
El FA envejecerá mal, porque no tiene ideas nuevas, las que tiene no funcionan, y no entienden la causa, origen y fragilidad del progreso.
La hegemonía cultural está en manos de la izquierda
La banalización de la política hace que de a poco vayamos prefiriendo candidatos sólo porque “dicen la verdad”, y no porque articulan una visión de país.
El Frente Amplio debe matar a la nueva Mayoría si quiere llegar al poder en cuatro años.
Lo importante en la política no es quienes gobiernan sino que instituciones nos protegen de potenciales malos gobiernos.
Acusar a alguien de «poco liberal» por calificar a una práctica antigua como retrógrada es no querer argumentar el fondo.
El crecimiento es, sin duda, la variable principal de la gestión de un gobierno. Pero las angustias de la gente no se terminan con el desarrollo. Un buen programa de gobierno deberá siempre equilibrar la búsqueda del crecimiento económico con otras demandas del desarrollo humano.
La impunidad es vergonzosa, no ayuda a la causa mapuche, no prestigia al Gobierno y perjudica la causa de la justicia.
Quien representa a un país que sufrió una dictadura y experimentó represión y exilio debería practicar la mesura en la celebración de regímenes que castigan a los opositores con la misma moneda.
Se cumplen 28 años de la caída del Muro de Berlin y de un modelo de sociedad que solo trajo hambre, muerte y desolación a millones de personas.
El Estado es una caja pagadora de favores políticos de los partidos, que son verdaderas agencias de empleo.
En la vida no se trata simplemente de quién escala más, sino de cómo se conecta oportuna e inteligentemente.
¿Podemos considerar a América Latina como parte de Occidente?
El destacado historiador británico se refiere a las políticas del gobierno de EE.UU., al impacto de la tecnología en el orden mundial, a los desafíos que enfrenta América Latina y al panorama chileno, ad portas de una nueva visita al país.
Lo que no sabe Giorgio Jackson es que está haciendo apología al sistema de precios y orden espontáneo, ideas por las cuales Hayek ganó el Nobel y demostró la imposibilidad del socialismo (y el frenteamplismo)
Lo que olvida la izquierda chilena es que no estamos en una economía cerrada y que los inversionistas, al igual que cualquier persona con sentido común, ponen su plata donde más les convenga.
Francisco opina de manera muy categórica sobre temas en los que no es experto y carece de una buena teoría acerca de cómo superar la pobreza.
«La libertad es un derecho humano fundamental,
sin él no hay vida digna»