Lo peor de la impostura de este sector elitista de nuestra sociedad es el desprecio que esconde por las personas comunes y corrientes que no comparten su humanismo meramente declaratorio.
La decisión del gobierno de Chile de no suscribir el referido pacto ha sido la más responsable y, sin duda alguna, la más alineada con los intereses nacionales, aunque claramente no sea "políticamente correcta".
El confuso rechazo a una política de cooperación internacional sobre inmigración que acaba de anunciar el gobierno de Sebastián Piñera parece ser más una puesta en escena que una opción política clara.
El problema del conflicto en La Araucanía se inicia en el hecho de analizarlo con gafas occidentales.
Que José Antonio Kast acuse de dictadura liberal al orden democrático chileno actual, no es solo una torcedura brutal e irresponsable de los conceptos sino que además es un claro alineamiento discursivo con aquellos que hace tiempo buscan acribillar los principios democráticos y económicos liberales.
La violencia que viven día a día los habitantes de la Araucanía debe instarnos a conocer cómo otros países que experimentaron realidades parecidas a la nuestra lograron avanzar hacia la búsqueda de acuerdos y paz.
Antes de escribir esta nota hice una rápida encuesta. Sin rigurosidad metodológica y sólo por diversión, pregunté a un puñado […]
En Occidente, el poder de las religiones desapareció, pero en las ideologías, el afán de censura —aunque disminuido— se disfrazó, se invirtió y luego, en las redes sociales, se exacerbó.
Hay que tener ojo: que esa tentación de crecimiento no se convierta en una amenaza para las democracias liberales, que no solo compren nuestras empresas y productos, sino también nuestros valores y corazones.
El desafío es colosal y global, principalmente en jóvenes, el primer objetivo de la propaganda y el reclutamiento del islamismo radical.
Enseñanza. Eso significa la caída del muro de Berlín a sus 29 años. El mundo entero sigue encontrando enseñanzas -aniversario […]
La visita, hasta hace poco secreta, del diputado del Frente Amplio a Ricardo Palma Salamanca, responde claramente a este infantilismo estético de la nueva izquierda chilena que prometía nuevas formas de hacer política, que sin embargo muestra una visión brutalmente frívola frente a la violencia política bajo la excusa de entender cada proceso.
¿Puede suceder que el triunfo de Bolsonaro envalentone movimientos de derecha populistas en otras latitudes? Eso está por verse. Pero más incierto es que los genuinos demócratas estemos preparados para resistir y convencer de los males que trae tras de sí el populismo, sea del color que sea.
Algunos pensaron que Donald Trump moderaría sus maneras una vez en la Oficina Oval. Esto no es vinculante, ¿pero por qué lo haría Bolsonaro en sus circunstancias? Ya veremos.
La posverdad es una forma elegante de decir 'mentira' y supone que una construcción discursiva puede ser más fuerte que los hechos.
En los últimos diez años el establishment ha construido consensos culturales impulsados por la agenda progresista. Quienes hoy se movilizan son justamente quienes fueron excluidos de esos acuerdos. Literalmente excluidos.
A los demócratas de ocasión la voluntad popular les parece razonable y adecuada solo cuando los electores apoyan a sus caudillos.
La idealización de la democracia y su reducción a la mera voluntad de las mayorías constituye una amenaza no solo a la libertad, sino, en última instancia, a la democracia misma.
La tortura, encarcelamiento y asesinato de periodistas ha sido, por años, portada y titular frecuente en los medios de comunicación. […]
Por eso, para mí, lo más pertinente respecto a Bolsonaro sería insistir en que hay que saber esperarlo. Asumir que algún día llegará alguien así al poder y que esa es una buena razón para no otorgarle más atribuciones al Estado.
«La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla»