Seguridad cuando conviene
Como ya viene siendo costumbre, la seguridad sea convertido en una prioridad de la ciudadanía y en una bandera ineludible […]
Fundación para el Progreso (FPP) - Marzo 2019«Este sitio web no está disponible», decía la pantalla de la computadora, llena de ideogramas y garabatos que no tenía cómo entender. Había tratado de entrar a Facebook, Google, Twitter, Hotmail, Yahoo —¡lo que fuera!— para escribirle a mi familia y amigos. Tenía 16 o 17 años, acababa de llegar a China y era ingenua. Llamé a la recepción del hotel donde me había alojado en Shenzhen y me dijeron que nada de eso «existía». Entonces pregunté cómo podía comunicarme con el resto del mundo. Debía usar WeChat (el «Whatsapp» chino) o, según me dirían mis conocidos después, «burlar la seguridad» con un VPN y fingir ser un computador irlandés.
Esa primera experiencia con «La Gran Muralla Digital» (The Great Firewall) me dejó un sabor amargo en la lengua, como sucede a muchos extranjeros que chocan con ella[1]. Y es que, si bien hay alternativas chinas para gran parte de las redes que utilizamos en Occidente, todas carecen de elementos que, para quienes crecimos como internautas, son esenciales: la libertad de acceso, la comunicación abierta con la comunidad o la producción libre de contenidos. El gobierno de China, en lugar de esto, dispone de un sistema que controla y censura activamente todo lo que se produce.
Parece increíble. En Occidente damos por sentado que internet es una herramienta que nos libera y «horizontaliza» el poder. Solemos creer que la tecnología siempre aporta a nuestra calidad de vida, y que es el resultado del trabajo de muchos actores de distintas naturalezas y adscripciones — ingenieros, inventores, académicos, empresas privadas y organismos gubernamentales con ciertos grados de independencia, etcétera— [2], pero no es necesariamente así, al menos, no para China.
El control tecnológico del gigante asiático va más allá de borrar contenidos o prohibir plataformas occidentales. Tecnologías como la inteligencia artificial, la ciencia de datos, el control de la información y los más modernos avances, se han convertido en aliados que, posiblemente, lleven al país a ser la primera distopía digital de la historia. En particular, hay cuatro herramientas que el Partido Comunista Chino (PCC) utiliza hoy y que podrían llevar en esa dirección.
La censura del contenido por parte de gobiernos autoritarios es una práctica tan vieja y común que ya forma parte de sus manuales de ejercicio del poder. En el siglo XX, la manipulación y monopolización de los medios de comunicación, así como «pinchar teléfonos», leer la correspondencia privada y sesgar ideológicamente la educación, fueron herramientas que permitieron a las dictaduras controlar y caracterizar a sus enemigos para evitar que la población conociera sus errores junto a las las atrocidades que muchos cometían contra la población[3].
Para China, un país regido por una dictadura nacida en el siglo XX que alcanzó la «era de la información», la llegada de internet significó un desafío. Si bien ha sido una oportunidad para el crecimiento del país —China es hoy uno de los pioneros en economía digital[4]— también ha supuesto una potencial amenaza para la estabilidad y el control de la información, celosamente custodiada durante toda la historia de la República Popular. Así, desde fines de la década de los noventa, y prácticamente al mismo tiempo que internet comenzó a masificarse, las autoridades decidieron que internet debía ser tratado como un asunto de seguridad nacional[5]. De ahí la idea de levantar una protección, una muralla, para contener los peligros. A esto se le llama, The Great Firewall, aludiendo a la Gran Muralla China que dividió al país de sus enemigos antes de la conquista mongola.
¿Cómo hacerle frente a una tecnología de tan «alto riesgo», que prometía conectar, derribar barreras y darle voz a quienes estaban invisibilizados? Pues con una arquitectura de leyes, instituciones, empresas y otras herramientas tecnológicas diseñadas para la censura. Esto sumado ala combinación de estrategias orientadas al mercado, propaganda omnipresente, mecanismos de presión, persecución a disidentes y una importante inversión local e internacional para mitigar el impacto que esto significa para la imagen del país[6].
Dos décadas después, el resultado es una enorme y muy sofisticada máquina de control y censura que recrea una especie de realidad paralela en la que 800 millones de usuarios de internet, equivalentes al 54% de la población china[7], viven y operan en un sistema casi totalmente desconectado del resto del mundo.
El contenido que estos ciudadanos digitales pueden ver, producir o compartir, está limitado por legislaciones, filtros, rastreo, censores humanos e inteligencia artificial. Qiang Xiao, profesor de la Universidad de Berkerley, California, disidente chino y fundador del sitio China Digital Times, ha descubierto una serie de documentos sobre la estrategia del PCC a los que accede a través de informantes anónimos. El académico argumenta que existe una lista de noticias y comentarios que deben ser activamente prohibidos por los censores. Entre estos se encuentra todo lo que manche la imagen del PCC, que ataque al sistema o que aluda a los sistemas democráticos occidentales. También son objeto de censura cualquier cosa que fomente las asociaciones o sindicatos ilegales o, por ejemplo, que acuse la restricciones a la libre expresión[8].
Y es que una broma, un comentario negativo o incluso una búsqueda curiosa constituyen una amenaza para los objetivos del PCC, que intenta mostrarse ante el mundo como un país exento de corrupción, estable y preocupado por el desarrollo[9].
"La gran victoria del sistema no es simplemente el bloqueo exitoso, sino que los ciudadanos no demanden información alguna y se conformen con el sistema"
Pero la limitación del acceso al contenido no es suficiente. El gobierno debe asegurarse de entrar en las mentes y los corazones de sus ciudadanos, normalmente mediante la exacerbación del nacionalismo y de ciertos valores políticos del sistema. Hay un enorme trabajo para posicionar ideas siguiendo una estrategia de «refuerzo positivo» que premia el «buen comportamiento». Por ejemplo, se le paga a ciudadanos para que escriban comentarios pro-gobierno en las redes y así influir en la opinión pública. Con el tiempo, se ha vuelto común la censura social o, más específicamente, el shaming (avergonzamiento público); son los mismos usuarios los que denuncian a quienes hablan en contra de los intereses del país[10]. Así, la gran victoria del sistema no es simplemente el bloqueo exitoso, sino que los ciudadanos no demanden información alguna y se conformen con el sistema[11].
Desde 2012, la administración de Xi Jinping ha puesto énfasis en el «microcontrol» de los comentarios, y la ley de ciberseguridad de 2017 ha profundizado la supervigilancia del comportamiento, aumentando las obligaciones que los proveedores y empresas digitales tienen con el Estado. Esto, además de limitar el uso de Virtual Private Networks (VPN), la herramienta con la que muchos se conectan a la red internacional[12]. En consecuencia, se han hecho comunes las penalizaciones a civiles que opinan en contra de los intereses de gobierno. Las multas no son demasiado altas en un principio (se encuentran entre US$ 50 a US$ 100), pero con el tiempo puede implicar condenas más graves[13].
Las restricciones en el uso de internet son un primer paso para conseguir el control, pero no son suficientes para lograr el monitoreo de la actitud y el pensamiento de los ciudadanos. Personas reprimidas suelen rebelarse, o simplemente burlar las trabas que se le ponen. Pero las convencidas, afianzan el sistema y cuestiona las propuestas extranjeras[14]. De esa lógica nació el Sistema de Crédito Social, cuyo fin es la «armonía social»[15], según el documento oficial del Consejo de Estado del 14 de Junio de 2014. Su propósito es:
“(…) hacia 2020, haber establecido las leyes fundamentales, regulaciones y estándares del crédito social. Haber creado un sistema de investigación que incorpore a toda la sociedad y su información (…), para así, darle total dominio a los mecanismos que promueven la confianza y castigan la mala fe o la desconfianza. (…) Establecer mecanismos de incentivo para la auto-corrección y la auto-mejora que se enfoquen en disminuir los actos que quiebren la confianza, y promover mecanismos que aseguren la protección de los ciudadanos que se han arrepentido de ellos (…) Establecer mecanismos de investigación de infracciones al sistema de crédito, además de castigar severamente la filtración al extranjero de secretos financieros o estatales. (…) Fortalecer el rol de la supervisión social”[16]
El párrafo anterior puede sonar algo críptico o excesivo, pero ayuda a explicar cómo China está juntando su infraestructura de supervigilancia cibernética con un sistema de puntuación similar al que se usa comúnmente para la evaluación financiera, que muchos asociamos a instituciones como Equifax, o para la evaluación de riesgo de clientes bancarios.
En occidente aceptamos que un sistema, a la hora de aprobar créditos, abierta y explícitamente verifique el comportamiento de deuda y pago para saber si una persona es disciplinada y confiable. Pero el uso que tiene en China estos registros es muy diferente y con otros fines. La vigilancia y los métodos de «premio y castigo» no se basan solo en el cumplimiento de la ley, sino que son parte de una evaluación moral y su propósito tiene consecuencias peligrosas en los ámbitos de la confianza y la libertad. Así, sustentado en una larga tradición «confuciana» de control social, el gobierno está constantemente supervigilando y evaluando a los usuarios[17]. De esta manera sabe si los ciudadanos son «de confianza», creen en las ideas del partido y son consecuentes con estas. De ahí la frase: «el gobierno pone el escenario, el pueblo canta en armonía».[18]
"Las personas se preocupan obsesivamente por sus puntajes sociales en todo momento y lugar, en especial cuando interactúan con otros que les evalúan."
¿Y cómo funciona este sofisticado diseño? Pues, es similar a Nosedive, el primer episodio de la tercera temporada de Black Mirror[19], en el que las personas se preocupan obsesivamente por sus puntajes sociales en todo momento y lugar, en especial cuando interactúan con otros que les evalúan. Desde su entrada como piloto en 2015, el Crédito Sésamo ha sido presentado como un juego social (gamification). Los usuarios compiten por ser los mejores ciudadanos y cada individuo tiene una cuenta que asocia un puntaje a cada comentario, compra, palabra buscada o app descargada. Incluso cada aparato utilizado. En suma, todo el comportamiento online (e incluso offline), en todas las plataformas. ¿Y de dónde salen los datos? Las empresas de telefonía, internet, tecnología, e incluso de compra y venta, abren esta información al gobierno, que se ampara en sus mismas leyes para solicitar los datos. Un caso emblemático es el de la aplicación WeChat, que tiene más de 1000 millones de usuarios[20]. Además se han creado empresas dedicadas al procesamiento de datos para afianzar el sistema de crédito social[21].
En consecuencia, cada usuario tiene un puntaje acumulado, que es público y compartido a todos los contactos que tiene. Un buen ciudadano tendrá un puntaje alto, que podrá traducir en beneficios, como por ejemplo, permisos de viaje más holgados. Un ciudadano de «poca confianza» —aquel que utiliza VPN, compra en plataformas extranjeras, habla en contra del régimen o conversa con extranjeros— tendrá un puntaje bajo. Esto se traduce en castigos que van desde el rechazo social —ser «amigo» de estos ciudadanos baja puntaje— hasta el castigo directo, como la imposibilidad de viajar al extranjero. De hecho, en 2018, 23 millones de viajes (17.5 millones aéreos) fueron anulados por el gobierno por no contar con crédito social suficiente[22].
En el largo plazo, el mal desempeño en este «juego» puede hasta llevar a prisión. De hecho, ya se incorporaron al sistema las «listas negras» de deuda o comportamiento y la cadena del gobierno Xinhua ha informado en su sitio en inglés, en reiteradas ocasiones, lo efectivo que es el sistema[23].
China ya ha recurrido al gamification y el juicio de los pares para modelar otros comportamientos. Por ejemplo, la aplicación de la empresa Xiaomi recolecta información sobre el bienestar físico de los ciudadanos. Si uno tiene amigos en la app, estos pueden saber cuántos pasos uno caminó en el día, cuánto pesa e, incluso, cuál es mi «puntaje de salud». WeChat hace algo similar con el podómetro de la app, que compara los pasos que da un ciudadano con los de sus contactos.
En fin, el sistema de crédito social seguirá en marcha blanca hasta el próximo año, cuando se convertirá en obligatorio para todos los ciudadanos. Se trata de un trabajo de largo aliento que el país ha complementado con un amplio aparataje de propaganda para «cuidar la armonía y el bienestar de sus ciudadanos».
El 2018, una mujer de etnia china demandó a la empresa Apple porque una compañera de su trabajo pudo desbloquear su teléfono con identificación facial. La noticia sacó un par de carcajadas y reacciones por un supuesto racismo o discriminación de parte de la compañía, que no emitió comentarios[24].
Resulta casi irónico que China sea uno de los países que mejor logra distinguir las caras de sus ciudadanos a través de la tecnología, además de aspirar a ser la nación con más cámaras por habitante. Si en 2017 había 176 millones de cámaras, el gobierno estima que este número crecerá hasta 626 millones hacia 2020, alcanzando la relación de una cámara por cada siete habitantes. En la actualidad, las principales ciudades tienen un alcance cercano al 100% de los rostros[25]. Los sistemas de vigilancia son muchos y distintos, pero la intención del gobierno, es una: invertir en el seguimiento de su población.
¿Para qué tantas cámaras? Según el PCC, oficialmente, la idea es lograr un correcto comportamiento de la población y poder identificar a individuos peligrosos como criminales, terroristas o sujetos de interés[26]. Además, tal como las cámaras en la carretera pueden fotografiar las patentes de los vehículos que violan las leyes del tránsito, el sistema chino puede identificar a aquellos que cometen faltas captadas por la cámara, sean graves o solo menores. Por ejemplo, si uno cruza la calle de manera incorrecta e interrumpe el tráfico (los llamados jaywalkers en inglés) puede recibir una multa directamente a su teléfono o dirección, y su foto es publicada en un sitio de internet para ser expuesto de manera pública. Y, claro, el puntaje del Crédito Sésamo baja[27].
Al igual que en otros sistemas de supervigilancia, una de las intenciones del gobierno es la prevención del mal comportamiento. Que la población esté consciente de la vigilancia es importante para disuadir acciones «contrarias a la armonía». Adicionalmente, el llamado shaming o avergonzamiento social, al publicarse la identidad de quienes son sorprendidos, es una herramienta de contención que incentiva a los ciudadanos a limitarse entre sí y a sentir vergüenza por sus actos[28].
Es cierto que la tecnología aún es imperfecta y que han existido casos documentados en los que ha errado. No obstante, avanza rápidamente y ya logra identificar con eficacia a los transeúntes de las grandes ciudades gracias a la inteligencia artificial, que consulta una gigantesca base de datos, combinada con avances en biométrica[29]. Es decir, no se requiere de un humano que compare las fotografías, sino que un sistema lo hace de manera autónoma mientras va aprendiendo de sus errores para perfeccionarse a sí mismo. Cuando no hay información de la identidad de un sujeto, una tecnología puede determinar con bastante seguridad elementos como la edad, etnia o género del desconocido[30].
Aunque suene distópico, la investigación sobre estas herramientas ha avanzado al punto de poder detectar emociones e intenciones, por ejemplo, para identificar a pacientes con depresión[31]. Y yendo incluso más allá, China está generando un registro genético (tomando muestra de ADN de la población) que acompaña a este sistema de vigilancia, y que está principalmente enfocado a evitar toda insurrección[32]. En una primera etapa, busca controlar a la minoría musulmana de los Uigurs, que habita el noroeste del país, y que se ha asociado con ciertos incidentes violentos en los últimos años[33].
"El debate sobre el uso de estos mecanismos ha sido ampliamente esquivado por las empresas tecnológicas occidentales y por gobiernos democráticos en el mundo"
El principal debate sobre este sistema es que muchos ciudadanos (incluso extranjeros), argumentan que las medidas propuestas por el gobierno aumentan la seguridad para quienes siguen las leyes. Además los protegen del crimen, que para muchos es inexistente en el país, aunque los datos podrían no ser fidedignos.[34] El debate sobre el uso de estos mecanismos ha sido ampliamente esquivado por las empresas tecnológicas occidentales y por gobiernos democráticos en el mundo, pues China hoy provee de este tipo de tecnología a otros estados[35].
¿Quienes son los principales aliados de China para armar esta gigantesca máquina? Como mencionamos antes, las empresas que recopilan la información de sus usuarios y la entregan al sistema de vigilancia, son una pieza vital. Alibaba, la tercera tecnológica más grande del mundo; ZTE, el gigante de las telecomunicaciones; o Tencent, dueña de Blizzard o WeChat[36], son solo algunas de las que permiten al gobierno acceder a sus bases de datos bajo las leyes diseñadas por el régimen para la arquitectura de todos los sistemas de control tecnológico.
Desde la época de las reformas de Deng Xiaoping, después de 1978, la relación de la jerarquía china con las empresas ha sido clave en la búsqueda de prosperidad y estabilidad social, al punto en que el partido ha abierto las puertas a empresarios exitosos a unirse a sus filas asegurándoles ciertos beneficios. Para el gobierno, el capitalismo, que les ha demostrado eficiencia y eficacia, puede convertirse en una seria amenaza si es que la clase emprendedora se moviliza para lograr libertades que no tienen bajo el régimen actual. Esto los ha llevado a ser condescendientes con las empresas (favoreciéndolas en la competencia o limitando la entrada de actores extranjeros, por ejemplo), a apoyarlas en periodos de crisis, y además, a protegerlas del descontento social[37].
La incorporación de empresarios notables a la élite del partido ha generado compromisos de los privados para con el régimen, lo que ha facilitado al segundo la la implementación de los métodos de control. Estos, para funcionar, requieren que las empresas envíen los datos a los distintos sistemas y se incorporen a la arquitectura.
Si por alguna razón una firma se negara a cooperar con el gobierno, la ley le obligaría a hacerlo. Esto se afianzó aún más en 2017 con la Ley de Inteligencia, que faculta a las autoridades investigar instituciones, incluso extranjeras, para prevenir actos ilegales y colaborar con todo tipo de instituciones para fines de seguridad. Más importante aún, permite al gobierno pedir a instituciones, organizaciones y ciudadanos que les provean de apoyo, asistencia y cooperación con las investigaciones[38].
Desde que China comenzó a implementar estas medidas de control y de oligopolio dentro del país, las empresas extranjeras han debatido sobre la responsabilidad ética de entrar en este mercado, que es muy atractivo, y atenerse a las regulaciones internas. Un caso fue Apple, que provocó reacciones al traspasar las operaciones de iCloud China al país para cumplir con la regulación[39]. O Google, que abandonó el país en 2010 debido a la censura, pero que ha retomado sus planes para regresar, pese a que deberá cumplir con aún más regulaciones y sistemas de violación de privacidad que los que llevaron a la empresa a irse hace una década.[40]
La lealtad y el sistema de vigilancia también han abierto el debate sobre la información que las empresas chinas, muchas con un porcentaje relevante de propiedad del gobierno, comprometen con sus clientes en el extranjero. La gigante Huawei ha sido cuestionada por la recolección de datos sin consentimiento y la entrega de estos al régimen. Lo delicado de su participación fuera de su país de origen no se restringe a la venta de celulares, sino también en su postulación a distintas licitaciones como proveedor o en el rol que está cumpliendo como desarrollador de la tecnología 5G.[41]
El desarrollo de la industria de control también es lucrativo. China se ha convertido en uno de los mayores productores mundiales de tecnología de vigilancia, vendiendo estos productos al resto de los países e invirtiendo en innovación y startups asociadas a este rubro, tanto en cámaras como en control de internet y medición del crédito social. Hangzhou Hikvision Digital Technology, por ejemplo, controla sobre el 20% del mercado global de este rubro[42]. La empresa ha recibido más de US$ 1.200 millones del gobierno para la instalación de cámaras locales en zonas urbanas, además de exportar sus productos a Estados Unidos. Sin embargo, el régimen ha asegurado que estas no envían información a China, pese a que el Estado es dueño del 42% de la propiedad de la empresa[43].
En el mundo, hay una serie de compañías chinas cuya conexión con el régimen asiático no es explorada con cuidado y que podría traer nuevos desafíos a futuro, especialmente para los países con un amplio grado de apertura e incluso dependencia de China.
La tecnología y la vida digital nos han puesto desafíos éticos y políticos. La discusión sobre a quién le entregamos nuestra información o para qué se utilizan nuestros datos ha sido objeto de debates, proyectos de ley, campañas políticas y escándalos. Quizás, ninguno fue tan impactante como el descubrimiento del «uso sin consentimiento de la información» que involucró a la consultora Cambridge Analytica[44], pues fue con este caso que muchos usuarios comenzaron a preguntarse si su actitud en la red podría modelar las decisiones que tomaban en la vida offline, al punto de influir en una elección presidencial. Por este y otros incidentes, la confianza en las redes sociales, en los gobiernos y en nuestro mismo comportamiento han caído drásticamente.
Es necesario acotar que en Occidente ha habido madurez y actitud crítica suficientes para hacerse preguntas y actuar. Un ejemplo son las regulaciones que buscan limitar el uso y acceso a los datos personales, además de asegurar el derecho a la privacidad. Se ha avanzado en estandarizar y adaptar ambos derechos a un nuevo escenario global digital.
Sin embargo, los países emergentes, especialmente los que mantienen fuertes lazos con China, y que consideran sus inversiones en infraestructura pública, no pueden obviar que su modelo apunta a un control más estrecho de la información de internet. Tal como en una distopía, el gigante chino ha llevado la censura a un extremo en el que derechos tan fundamentales como el acceso a la información o a la privacidad se ven restringidos so pretexto de lograr armonía social y proteger a la población.
Para enfrentar estos retos, hacen falta conciencia, criterios éticos muy sólidos y un avance tecnológico que le haga frente a los aparatos de control. Además se requiere una fuerte responsabilidad por parte de los usuarios, que deben entender y no subestimar los alcances de los sistemas de control, especialmente si utilizan productos tecnológicos fabricados en China por firmas que le deben algún tipo de lealtad al gobierno. Asimismo, las empresas deben tener altos estándares para sus operaciones con China, que si bien presenta un mercado atractivo, impone regulaciones que riñen con la Carta Universal de Derechos Humanos.
Finalmente, los organismos internacionales, tanto públicos como privados, no deben transar los valores esenciales de la libertad de acceso y difusión de información, así como de privacidad. La limitación de Huawei en el desarrollo de la tecnología 5G ha sido una de las polémicas respecto de cuáles serían las condiciones de uso de este sistema. Otro ejemplo es el de las instancias de regulación y foros de convención relacionados con tecnología, datos e internet, donde China ha realizado un importante trabajo de reclutamiento de aliados para imponer la idea de «soberanía y control» por sobre los derechos fundamentales. En la décima Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (2015), Beijing no pudo borrar las palabras democracia ni libertad de expresión del documento final, lo que le valió una pequeña derrota sobre las nociones universales del rol de internet[45].
El régimen chino utiliza activamente la tecnología para deformar el acceso a la información y para la «reeducación del pueblo». Así, no solo se emplea la fuerza,muy importante, sino también el convencimiento de los valores del país autoritario. Su avance doméstico en estos desarrollos está apoyado por un fuerte lobby internacional, con millonarias inversiones para mejorar la imagen, además de un fuerte auge en su poder geoestratégico. Este modelo chino, muy tentador para los proyectos autoritarios, no debe convertirse en un ejemplo. Por lo tanto, es necesario conocer la máquina de control que lleva adelante, ser críticos y escépticos en cuanto a las intenciones y denunciar la vulneración de los derechos, tanto de ciudadanos en China, como de aquellos que se ven afectados externamente.
.
[1] Si uno busca experiencias de viajeros en China, se encontrará experiencias similares. Un ejemplo es este blog publicado en “Intro to Global Studies”, recopilado el 18 de febrero de 2019, disponible en https://www.introtoglobalstudies.com/2018/11/the-great-firewall-of-china/
[2] De hecho, un estudio convocado el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (IDRC / CRDI) y otros actores relevantes de la región Latinoamericana. determinó cómo se utiliza internet en América Latina en relación a los Estados para propiciar la horizontalización del poder.
IDRC; “De las plataformas de Gobierno Electrónico a las prácticas de gobernanza y ciudadanía mediadas por Internet y la Web 2.0: Análisis de los procesos de inclusión ciudadana a través de las mediaciones digitales”. Recopilado el 18 de febrero de 2019, disponible en https://sites.google.com/a/oui-iohe.org/infografia-egovcol/el-proyecto
[3] Algunas de las estrategias de censura eran la prohibición de libros (contenido), la amenaza y previa autorización de artistas para producir obras y el control de los medios. Sin embargo, todos los periodos y dictaduras tuvieron características diferentes.
Oleg, Yegorov (2017) Cómo fue la censura soviética a través de las décadas, recopilado el 17 de febrero de 2019, disponible en https://es.rbth.com/cultura/historia/2017/08/22/como-fue-la-censura-sovietica-a-traves-de-las-decadas_826584
[4] En 2017, China representaba 40% de las transacciones digitales del mundo.
Jonathan Woetzel, Jeongmin Seong, Kevin Wei Wang, James Manyika, Michael Chui, and Wendy Wong, “China’s Digital Economy: A Leading Global Force,” McKinsey & Company, August 2017,
[5] China se ha dedicado por años a desarrollar un ecosistema para el control de la población. Esta censura no es solo activa, sino que además involucra la participación pasiva de actores que “monitorean" el comportamiento de otros ciudadanos.
How Chinese Authorities and Individuals Use the Internet, Hoover Institute. Recopilado el 18 de febrero de 2018, disponible en https://www.hoover.org/research/how-chinese-authorities-and-individuals-use-internet
[6] KALATHIL, S. (2017) Beyond the Great Firewall: How China Became a Global Information Power, Cima, National Endowment for Democracy, recopilado el 17 de febrero de 2017, disponible en https://www.cima.ned.org/wp-content/uploads/2017/03/CIMA-Beyond-the-Great-Firewall_150ppi-for-web.pdf
[7]Según datos del Banco Mundial, China ya ha superado el 50% de acceso a internet.
The World Bank: Personas que usan internet (%), recopilado el 17 de febrero de 2019, disponible en https://datos.bancomundial.org/indicador/IT.NET.USER.ZS?locations=CN&year_high_desc=false
[8] Censoring the News Before It Happens, (2013) The New York Review. Recopilado el 18 de febrero de 2019, disponible en https://www.nybooks.com/daily/2013/07/10/censoring-news-before-happens-china/
[9] En cada oportunidad que China ha tenido exposición pública, enfatiza en su rol dentro de la configuración global como un país que apela a la paz, a la cooperación, a la protección del medio ambiente y al desarrollo, y suele evitar comentarios sobre su sistema político o medidas domésticas. Un ejemplo es el discurso del presidente Xi Jinping en el G20 realizado a fines de año pasado en argentina.
Xinhua,“Xi Jinping Asiste a la Decimotercera Cumbre de Líderes del G20 y Pronuncia un Discurso Importante”, recopilado el 18 de febrero de 2019, disponible en https://www.fmprc.gov.cn/esp/zxxx/t1618437.shtml
[10] La cadena de noticias del gobierno, Xinhua destaca estas acciones como parte de la “lucha contra la corrupción”, o como el debido cumplimiento del rol de los chinos como ciudadanos. También habla de “ciudadanos de lista negra”, al referirse a los críticos de gobierno.
“Nuevos medios facilitan lucha contra corrupción en China”, recopilado el 18 de febrero de 2019, disponible en http://spanish.xinhuanet.com/2019-02/19/c_137833313.htm
[11] Chen, Y and D Y Yang (2018), “The Impact of Media Censorship: 1984 or Brave New World?”, Working Paper.
[12] KPMG, Overview of China’s Cibersecurity Law, 2017; recopilado el 18 de febrero de 2019, disponible en https://assets.kpmg/content/dam/kpmg/cn/pdf/en/2017/02/overview-of-cybersecurity-law.pdf
[13] The New York Times, Xiao, Q. (2018) The rise of China as a Digital authoritarian State. Recopilado el 18 de febrero de 2018, disponible en https://www.washingtonpost.com/news/theworldpost/wp/2018/02/21/china-internet/?utm_term=.ba4d9045e4ae
[14] Muchas de las acciones y políticas del PCC no se enfocan en la represión, sino en la persuasión de sus ciudadanos. Así, el gobierno ha avanzado en un sistema de “aceptar el autoritarismo”, manteniendo algunos atisbos de represión pero abriendo libertades parciales a los habitantes. La sinóloga Teresa Wright, menciona que las dictaduras modernas encuentran su resiliencia en nivelar los intereses económicos externos con las demandas internas, de manera autoritaria.
Wright, T, (2010); “Accepting Authoritarism: State-Society relations in China’s Reform Era”, Stanford University Press, California, US. 1ra Edición
[15] El concepto de “armonía social” tiene su base en la tradición oriental, donde la harmonía es un elemento que debe ser resguardado en todo aspecto de la vida. Hoy, es utilizado para el gobierno al hablar de estabilidad, solidez y “confianza” en la sociedad y es un objetivo que se persigue activamente para evitar insurrecciones o que se filtren discursos antinacionalistas.
China Copyright media “Use Big Data Thinking and Methods to Enhance the Government’s Governing Capacity" recopilado el 18 de febrero de 2019, disponible en https://chinacopyrightandmedia.wordpress.com/2016/07/12/use-big-data-thinking-and-methods-to-enhance-the-governments-governing-capacity/
[16](Traducción del autor) China Copyright and Media (2014) “Planning Outline for the Construction of a Social Credit System (2014-2020)” https://chinacopyrightandmedia.wordpress.com/2014/06/14/planning-outline-for-the-construction-of-a-social-credit-system-2014-2020/
[17] Creemers, Roger (2017) “China’s Social Credit System: an Evolving practice of control”, University of Leiden, Holanda
[18] La idea es ganar el corazón de los ciudadanos entregando una visión aceptada por el pueblo de su destino y su rol para llevar al país a un escenario de liderazgo y respeto internacional.
China Copyright Media “Use Big Data Thinking and Methods to Enhance the Government’s Governing Capacity”; recopilado el 18 de febrero de 2019, disponible en https://chinacopyrightandmedia.wordpress.com/2016/07/12/use-big-data-thinking-and-methods-to-enhance-the-governments-governing-capacity/
[19] Business Insider, China might use data to create a score for each citizen based on how trustworthy they are , recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.businessinsider.com/china-social-credit-score-like-black-mirror-2016-10
[20] En China, la línea de acción entre las empresas y el Estado es difusa. El PCC tiene propiedad en la mayoría de las grandes compañías. WeChat admitió en 2017 que entregaba abiertamente información de las cuentas de su plataforma al régimen. Esto incluye chats, información de compras, e incluso, cuántos pasos da cada ciudadano.
“The Epoch Time, “WeChat Confirms: It Shares Just About All Private Data With the Chinese Regime”; , recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.theepochtimes.com/wechat-confirms-it-gives-just-about-all-private-user-data-to-the-chinese-regime_2296960.html
[21] Xinhua (2018) China’s first private credit-scoring firm starts operation, recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en http://www.xinhuanet.com/english/2018-05/23/c_137201204.htm
[22] Associated Press; (2019) “China bars millions from travel for 'social credit' offenses”, recopilado el 25 de febrero de 2019, disponible en https://www.apnews.com/9d43f4b74260411797043ddd391c13d8
[23] Xinhua (2017) China Focus: Chinese courts use technology to tighten noose on debt defaulters, recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en http://www.xinhuanet.com/english/2017-10/03/c_136657135.htm
[24] South China Morning Post, (2018) “Chinese woman offered refund after facial recognition allows colleague to unlock iPhone X” recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.scmp.com/news/china/society/article/2124313/chinese-woman-offered-refund-after-facial-recognition-allows
[25] Q daily, “China has installed 176 million surveillance cameras, and this market is still growing | Curiosity Small Data”, recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.qdaily.com/articles/47431.html
[26] Los ataques en masa y terroristas han aumentado considerablemente en China en los últimos años, aunque esto no se ha difundido ampliamente en occidente debido al control y la censura. Una de las prácticas que se ha vuelto más recurrente es la masacre de niños con cuchillos en jardines infantiles. Normalmente perpetuada por adultos de mediana edad que han sufrido “shaming”, han sido despedidos de sus empleos o han pasado algún momento de presión social.
Minzner, Carl, (2018), “The End of an Era: how China’s authoritarian revival is undermining its rise”, Oxford Press,
[27] China Morning Post, “Facial recognition technology helps Shenzhen police to identify jaywalkers” ecopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=ectdRsyj-zI
[28] The New York Times, “Inside China’s Dystopian Dreams: A.I., Shame and Lots of Cameras”, Recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.nytimes.com/2018/07/08/business/china-surveillance-technology.html
[29] Y. Taigman, M. Yang, M. Ranzato and L. Wolf, "DeepFace: Closing the Gap to Human-Level Performance in Face Verification," 2014 IEEE Conference on Computer Vision and Pattern Recognition, Columbus, OH, 2014, pp. 1701-1708.
[30] China Power Team. "Is China a global leader in research and development?" China Power. January 31, 2018. Updated February 5, 2019. Recopilado el 21 de febrero, 2019, disponible en https://chinapower.csis.org/china-research-and-development-rnd/
[31] Qingxiang Wang, Huanxin Yang, Yanhong Yu, 2018, “Facial expression video analysis for depression detection in Chinese patients”, Journal of Visual Communication and Image Representation, Volume 57
[32] The New York Times (2019), “China Uses DNA to Track Its People, With the Help of American Expertis" recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.nytimes.com/2019/02/21/business/china-xinjiang-uighur-dna-thermo-fisher.html
[33]Los uigures son conocidos porque han sido fuertemente reprimidos y llevados a campos de concentración en el desierto chino. Se estima que alrededor de 1 millón de ellos han sido encarcelados por insurrección y están en proceso de reeducación.
The Washington Post, “China is brainwashing more than a million Uighurs. The world must demand justice”, recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.washingtonpost.com/opinions/global-opinions/china-is-brainwashing-more-than-a-million-uighurs-the-world-must-demand-justice/2019/02/12/2aa871d6-2e35-11e9-813a-0ab2f17e305b_story.html?utm_term=.f79a4ffd2c2f
[34] La tasa de homicidios en China es una de las más bajas, con 0,64 por cada 100.000 habitantes,
“The puzzle of China’s low crime rates”, recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://world.wng.org/2018/10/the_puzzle_of_china_s_low_crime_rates
[35] “While US tech giants talk about the dangers of facial recognition, China steams ahead” recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.abacusnews.com/digital-life/while-us-tech-giants-talk-about-dangers-facial-recognition-china-steams-ahead/article/2176871
[36] WeChat tiene más de 1000 millones de usuarios activos al mes y entrega toda la información de estos al gobierno.
Statista, “Number of active WeChat Users 2018”, recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.statista.com/statistics/255778/number-of-active-wechat-messenger-accounts/
[37] Wright, Theresa; Accepting Authoritarianism. State-society relations in China’s reform era; Stanford, Stanford University Press
[38]”What you need to know about China’s intelligence law that takes effect today”, Recopilado el 21 de febrero, 2019, disponible en https://qz.com/1016531/what-you-need-to-know-about-chinas-intelligence-law-that-takes-effect-today/
[39] Reuters, “Apple moves to store iCloud keys in China, raising human rights fears”, Recopilado el 21 de febrero, 2019, disponible en https://uk.reuters.com/article/us-china-apple-icloud-insight/apple-moves-to-store-icloud-keys-in-china-raising-human-rights-fears-idUKKCN1G8060
[40]”Why Google Quit China—and Why It’s Heading Back” recopilado el 21 de febrero, 2019, disponible en https://www.theatlantic.com/technology/archive/2016/01/why-google-quit-china-and-why-its-heading-back/424482/
[41] CSIS, (2019) “China’s Digital Silk Road and Southeast Asia, recopilado el 22 de febrero de 2019, disponible en https://www.csis.org/analysis/chinas-digital-silk-road-and-southeast-asia
[42] China Power Team. "Is China a global leader in research and development?" China Power. January 31, 2018. Updated February 5, 2019. Recopilado el 21 de febrero, 2019, disponible en https://chinapower.csis.org/china-research-and-development-rnd/
[43] Q daily, “China has installed 176 million surveillance cameras, and this market is still growing | Curiosity Small Data”, recopilado el 21 de febrero de 2019, disponible en https://www.qdaily.com/articles/47431.html
[44] Cambridge Analytica es una consultora británica cuyo objetivo es moldear el comportamiento de su audiencia a través de la minería, canalización y uso de datos. En 2016 accedió a la información de alrededor de 50 millones de usuarios de Facebook, dichos datos se habrían utilizado para beneficiar a Donald Trump en su campaña presidencial, creando una polémica que puso en duda la relación de los usuarios y su información con internet.
The New York Times, “Facebook and Cambridge Analytica: What You Need to Know as Fallout Widens
", Recopilado el 26 de febrero de 2019, disponible en https://www.nytimes.com/2018/03/19/technology/facebook-cambridge-analytica-explained.html
[45]KALATHIL, S. (2017) Beyond the Great Firewall: How China Became a Global Information Power, Cima, National Endowment for Democracy, recopilado el 17 de febrero de 2019, disponible en https://www.cima.ned.org/wp-content/uploads/2017/03/CIMA-Beyond-the-Great-Firewall_150ppi-for-web.pdf
.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
Como ya viene siendo costumbre, la seguridad sea convertido en una prioridad de la ciudadanía y en una bandera ineludible […]
Fundación para el Progreso (FPP) - Marzo 2019La palabra «intenso» es de común uso en este tiempo. Es que es muy intenso, mejor que no venga; sí, […]
Fundación para el Progreso (FPP) - Marzo 2019«No pain, no gain» es una frase comúnmente usada en el mundo del deporte, especialmente entre quienes buscan la hipertrofia. […]
Fundación para el Progreso (FPP) - Marzo 2019«La libertad es un derecho humano fundamental,
sin él no hay vida digna»