Productividad, innovación, inversión de capital y trabajo serio son la alternativa a un modelo de rescate monetario abocado al fracaso.
No queda más que revisar los postulados de Byung-Chul Han, tanto en su columna en el periódico español, como también sus referencias a su principal obra “La sociedad del cansancio”, por medio de la cual erige y dirige sus dardos hacia variadas ideas e instituciones de la civilización occidental.
Bárbara Haas, pasante de Investigación FPP Concepción: "Combatir las noticias falsas debería ser causa universal de todo ciudadano comprometido con la dignidad, la libertad y la democracia".
La globalización y la cuarta revolución industrial no son los causantes de la expansión, sino herramientas para detenerla y enfrentar esta crisis de manera más efectiva, pero también moldearán las relaciones y laborales sociales en el futuro.
Ante el peligro del coronavirus, "la naturaleza de los países autoritarios puede ayudarlos a controlar de manera interna, pero la censura, la desinformación y la información directamente falsa, solo perjudican a la humanidad.
¿Preferimos ser gobernados por reglas o por personas? La historia nos ha mostrado que es preferible ser gobernados por reglas, evitando así los posibles excesos y arbitrariedades de las personas que nos gobiernan. De este modo, la Constitución tiene como fin primordial establecer límites al poder político.
Podríamos decir que solo falta que aparezca un líder carismático, que prometa dar solución a todos los problemas y demandas de una vez, para que en Chile se instale definitivamente un ciclo populista.
No corren buenos tiempos para la desobediencia civil. Somos testigos de cientos de fechorías que se realizan en su nombre y que poco tienen que ver con las luchas y actos que hicieron famosos a ilustres personajes como Rosa Parks, Martin Luther King o Gandhi. Es hoy, donde la violencia se ha convertido en el principal modo de solución de controversias.
Lo que diferencia a la democracia liberal de otros sistemas de gobierno, es su capacidad de limitar y dividir el poder para evitar los abusos sobre este.
Mucho se habla de una crisis de autoridad presente en las nuevas generaciones y poco de la innegable cuota de responsabilidad que tienen las autoridades en las causas de dicho trance y lo poco que hacen para superarla.
La democracia se encuentra en jaque en nuestro país. Se ha tensado la relación que la población posee con ella. Según Cadem, un 13% de los encuestados (en algunas circunstancias) prefiere un gobierno autoritario y un 10% considera irrelevante la distinción entre un régimen autoritario y uno democrático[1].
En las crisis de las democracias occidentales, existe una colisión entre la idea de universalidad encarnada en el modelo de la democracia liberal y la idea de la particularidad inserta en el ascenso del populismo.
Estas pequeñas masas, perjudiciales para el debate cívico y la democracia, son boyas a la deriva como las describió José Ortega y Gasset, compuestas de hombres con ideas dentro de sí, pero sin la capacidad de idear. Quieren opinar, pero no asumir las implicancias de la deliberación donde la contraargumentación es lo normal.
Los acontecimientos que en los últimos días hemos podido apreciar en Chile conllevan una multiplicidad de expresiones, entre las cuales también se encuentra una especie de desdén normativo que menosprecia todo lo existente, incluso en términos institucionales, como si aquello fuera del todo inútil o inmoral.
La crisis social que ha azotado Chile desde el 18 de octubre ha desmenuzado las falencias, omisiones y desidia de una élite política y empresarial que durante años postergó las legítimas reclamaciones de una ciudadanía abandonada a su propio destino.
Toda Constitución, al ser la roca madre o la ley fundamental de una sociedad, posee determinados principios que orientan a […]
La turba liberada de todo criterio, muy bien expresado en el linchamiento, no da paso al imperio de la Justicia sino de la arbitrariedad.
Diez principios liberales que debe tener una Constitución para proteger la libertad de todas las personas.
Si bien el proceso constituyente ya se inició, es importante recalcar que más allá del “proceso”, parte importante de este camino constituyente radicará en cómo entendamos una Constitución, qué función cumple y para qué nos sirve; con esto me refiero a los modelos constitucionales.
Las “demandas sociales” por mejores pensiones, mayor seguridad, una salud digna y una educación de calidad —por citar las prioridades sociales más evidentes y constantes de la sociedad chilena— no serán resueltas por un cambio en la Constitución, a excepción de la “demanda social” de “cambiar la Constitución”.
«La libertad es un derecho humano fundamental,
sin él no hay vida digna»