La herencia que mueve el crecimiento
Cuando un animal se quiebra un hueso, siente dolor. Cuando lo mismo le ocurre a una persona, ésta sufre. Esa […]
Publicado en El Mercurio, 07.11.2024Señor Director:
La humillante derrota de la izquierda norteamericana —y global— en las recientes elecciones en Estados Unidos le ofrece la oportunidad de retornar a la sensatez abandonando el identitarianismo woke y el estatismo desbocado que la ha infectado.
Es hora de que ese sector supere el tribalismo elitista que lo define y vuelva a creer en la libertad de expresión, la racionalidad científica, la igualdad ante la ley, el capitalismo y la meritocracia. Bajo el liderazgo de Gerhard Schroeder, Tony Blair y Bill Clinton, todos acusados de «traidores» por la nueva izquierda, no estaban lejos de esos principios.
La izquierda y sus amigos de centroderecha, contaminados con progresismo, deben entender de una vez que Donald Trump y fenómenos similares jamás habrían emergido si ella no se hubiera radicalizado hasta perder casi totalmente la conexión con el ciudadano medio y el sentido común.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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