Si la derecha está considerando dar sus votos a una reforma previsional técnicamente mala y políticamente impopular, para «no mostrarse intransigente», «porque ellos ya tienen los votos», «para cerrar el tema» o con cualquier otra excusa que ya hemos escuchado y que sabemos es irreal, cuando no ilusa, no se olvide que hizo lo mismo con el sistema electoral, con aspectos de la pésima reforma educacional de Bachelet y con las más de 21 reformas tributarias, y acá estamos. Económicamente estancados, peor educados, ingobernables y con Estado rico y ciudadanos pobres.
Para mejorar las pensiones basta con cobrar el CAE y el Transantiago, y terminar con las licencias falsas. Ahí hay más de mil millones de dólares para repartir entre nuestros jubilados.
No nos olvidemos que la libertad no termina por la fortaleza de sus enemigos, sino que por la debilidad de los que la defienden.
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