Progresismo tragicómico
José Luis Ábalos, ministro del partido socialista español (PSOE), fue uno de los que discurseó en la moción de censura que […]
Publicada en La Segunda, 31.07.2024Apenas Chávez llegó al poder, en febrero de 1999, abrió un proceso constitucional inconstitucionalmente. Luego, la «Asamblea Nacional Constituyente», elegida en julio—con 125 integrantes apoyados por Chávez y solo seis de oposición—, actuó inconstitucionalmente una y otra vez autoatribuyéndose una supremacía legal por sobre «todos los organismos de poder público». El mismo poder que querían otorgarle acá a la Convención Constitucional. Así, creó una Comisión de Emergencia Judicial, modificó el funcionamiento del Legislativo y canceló las elecciones municipales que tenían que celebrarse en noviembre. En diciembre disolvió el Congreso y creó por mientras lo que llamaron el «congresillo» hasta que eligieran a una nueva Asamblea Nacional, el que sería el nuevo Congreso unicameral —ya que se había eliminado para siempre el Senado, tal como querían hacer acá—. Se cambió además al contralor, a los jueces de la Corte Suprema, a la Defensora del Pueblo y a los directores del Consejo Nacional Electoral. Todo eso en 1999. ¿Y qué decían los chilenos de izquierda? Nada, iba todo impecable.
«Cuando murió Chávez , Bachelet dijo que había sido un "un gran amigo y gran colega con un profundo amor por su pueblo y los desafíos de la región de erradicar la pobreza y generar una mejor vida para todos". Maduro tendría entonces un amor más profundo».
En 2001, Chávez debilitó el derecho de propiedad, tal como querían hacer en nuestra Convención, y así pudo fijar precios y expropiar prácticamente todo lo que quiso, estatizando gran parte de la economía y logrando lo mismo de siempre: cooptación y pobreza. En 2002 hubo un intento de golpe y Ricardo Lagos, al menos, lo apoyó. En 2004, HRW informaba que ya se había destruido totalmente la independencia del Poder Judicial, derribando toda esperanza de contención, pero acá se seguía apoyando al «Comandante». En 2007, Chávez cerró arbitrariamente el canal RCTV, destruyendo la libertad de expresión, pero, en 2012, Gabriel Boric afirmaba con ceño fruncido, como le gusta hablar, que Venezuela era un ejemplo de libertad de prensa. Ese mismo 2007 Chávez llevó adelante reformas que habían sido rechazadas en un referéndum constitucional y así consolidó la creación de instituciones paralelas para el control total como los «Consejos Comunales» del 2006, que servían para mantener una línea directa con el Gobierno, politizar la sociedad civil y controlar los territorios, tal como proponía hacer oficialmente nuestra Convención Constitucional, politizando los colegios profesionales a través de su artículo 74; las «asociaciones» y «juntas vecinales» con el 210; y la «justicia vecinal» con el 334 y el 335.
Cuando Chávez murió, la presidenta Bachelet dijo que Chávez había sido un «un gran amigo y gran colega con un profundo amor por su pueblo y los desafíos de la región de erradicar la pobreza y generar una mejor vida para todos». Desde que Chávez llegó al poder hasta su muerte, hubo millones de sus venezolanos amados que tuvieron que escapar de la miseria y su persecución política. Después llegó Maduro, que tendría amor más profundo.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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