siglo xxi

En el actual contexto, la política social más revolucionaria en Chile sería implementar un impuesto negativo al ingreso. Es decir, dirigir los recursos obtenidos de impuestos, no a burocracia estatal destinada a programas sociales, sino directamente a las personas.

La sustitución de trabajo por capital nos enriquece y mucho. Puede empobrecer material y emocionalmente a quienes no se adapten. Pero abre oportunidades de trabajo, riqueza, consumo y nivel de vida mejores para muchos más.

“La democracia sentimental” es una notable publicación que va desde la neurociencia, la antropología y la psicología, que busca explicar de forma integral al ser humano para afrontar los desafíos del liberalismo y la democracia en el siglo XXI.

FPP te invita a la presentación del libro "Lo que todo revolucionario del siglo XXI tiene que saber" de Antonella Marty, Directora Asociada del Center for Latin America de Atlas Network (DC, USA). La publicación recorre la historia política, social y económica de la defensa de la libertad y de sus más férreos enemigos, acentuando las circunstancias internacionales que fueron modelando el siglo pasado y el actual. 

Seminario que aborda el panorama de la educación, el aprendizaje y las destrezas necesarias para el trabajo en el siglo XXI. Participan: Mónica Retamal, Sebastián Errázuriz y Daniel Rodríguez. Martes 4 de septiembre a las 19:00 hrs en FPP Santiago.

Esa es la herencia liberal chilena. Quienes se declaran liberales en el plano político y partido, deben comenzar a definir sus posturas de manera clara y asumirlas sin vergüenzas en relación con nuestra propia historia, más allá de la buena onda ecuménica o del mal llamado liberalismo igualitario que se promueve desde un liberalismo veleta. sin contenido ni convicción.

Aquellos que continúen operando con organizaciones de los siglos XIX y XX seguirán siendo sorprendidos por gente que los desafía mediante la explotación de las redes sociales y la tecnología.

En la vida no se trata simplemente de quién escala más, sino de cómo se conecta oportuna e inteligentemente.

Los gobiernos deberán prepararse para competir por seducir a los campeones del mundo de las ideas, para que desarrollen sus proyectos en sus países.

Lo central es que aquella revolución con ideal, potencia y ambición ya no existe. Está sin alma y desmoralizada.