Tras el apabullante triunfo del Apruebo es comprensible la preocupación y sensación de desesperanza que siente la derecha tradicional.
Lo que está en juego es nada menos que la credibilidad que tiene la clase política para resolver el problema más elemental que corresponde resolver a un Estado: el de la seguridad.
lo que pretende el PPD es una contradicción. Hablan de democratizar la política mediante una nueva Constitución mientras sus procedimientos internos siguen siendo oligárquicos.
«El progreso no es una bendición ininterrumpida. A menudo viene con sacrificios y luchas»
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