Tiempos y platas negras
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Publicado en Pulso 19.03.2015En tiempos en que el sistema económico de libre empresa parece estar tremendamente alejado de la ética, resulta relevante recordar que Adam Smith, a quien muchos consideran “padre de la economía”, era profesor de filosofía moral.
En este sentido, él mismo advertía que “las gentes que comercian en el mismo ramo rara vez se reúnen siquiera sea para entretenerse o divertirse, y la conversación suele acabar siempre en una conspiración contra el público o en alguna clase de argucias que buscan subir los precios”.
Smith tenía claro que la “mano invisible” solo trae beneficios para la sociedad en la medida que quienes se dedican a los negocios lo hagan valorando la reputación y continuidad de la empresa, porque el interés propio promueve los intereses de la sociedad solo cuando los productores responden a las necesidades de los clientes.
Cuando el cliente resulta defraudado o engañado, el interés propio triunfa a expensas del bienestar de la sociedad. Para que no ocurra lo último, es esencial que exista libertad. Pero también, competencia y justicia, recordando que la economía no tiene por qué estar separada de la ética, pues de ahí provienen sus raíces.
Fuente: Pulso
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