La distancia entre las expectativas generadas y las condenas obtenidas se transforma en un problema político, pues deslegitima a la institucionalidad completa, y pone en duda la utilidad de los tribunales de justicia.
La crisis de la Iglesia Católica es una oportunidad para repensar cómo esta institución se organiza, ejerce el poder y desarrolla su misión.
Es indispensable repensar la cultura y su rol en la construcción de un relato común.
Reemplazar completamente a las personas tiene más de populismo tecnológico que de facilidad democrática, a la vez que no se hace cargo del problema de la confianza.
El problema pareciera ser más profundo: se trata de una corriente autodenominada "progresista", que excluye del discurso público a quienes no están alineados con esta sofisticada forma de buenismo.
El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio no puede ser únicamente un Mecenas estatal, más bien debe abrir espacios y oportunidades para que la sociedad civil participe de manera eficaz en las artes.
La gran gracia de un gobierno está en cómo resuelve las preguntas que no son tan evidentes.
La derecha ha vuelto a pensar en su proyecto de ideas, y así, en cómo proyectar su gobierno ya no sólo por los próximos cuatro años, sino para los dos períodos presidenciales siguientes.
Es probable que el FA pase de ser una adorable criatura a un adversario temible. Esto es lo que la Nueva Mayoría no ha entendido: el Frente Amplio no quiere coexistir con la vieja guardia, viene a fagocitarla y, de alguna manera, a redimirla de sus errores durante la transición. Esto pasa porque se concibe a sí mismo como una vía excluyente, tanto a izquierda como a derecha. La Concertación será la víctima sacrificial para dar paso a un nuevo pacto social.
El Frente Amplio de a poco se transforma en todo lo que juraron cambiar: una élite vociferante, sin capacidad de diálogo ni conducción. Una izquierda estrecha.
Un cambio cultural, que propugne un orden social diferente, sería quizás el legado más importante de la futura administración Piñera.
No es suficiente con ganar en las urnas: también se deben instalar las propias ideas en el modo de pensar de la ciudadanía. Es necesario vencer y convencer.
Captar una realidad compleja y cambiante requiere herramientas conceptuales sofisticadas, más sofisticadas, al menos, que las actuales. Pero también necesita de políticos que, desde la solidez intelectual, se aboquen a la acción.
Claridad, audacia y transparencia son tres direcciones en que avanzar. Pero hay un asunto más: como mostró el Frente Amplio, no se puede esperar a que los adversarios cedan el poder para tomarlo. Se requiere determinación en el objetivo, algo que la nueva derecha deberá entender, para poder disputar realmente el mapa del poder palo a palo con el rival.
La banalización de la política hace que de a poco vayamos prefiriendo candidatos sólo porque “dicen la verdad”, y no porque articulan una visión de país.
Niall Ferguson seguro dará qué hablar en noviembre. Un remezón necesario, en año de elecciones, para pensar el camino hacia un Chile más libre y próspero.
El ejemplo más potente del desprecio por la cultura popular chilena es el adjetivo “facho pobre”, un sujeto que viene del mundo popular, con sus tradiciones y valores, pero es de derecha. Es un insulto tristemente común en redes sociales, basado en la supuesta superioridad moral de ciertas ideas. En buen chileno: es el roteo que usa la gente de izquierda.
La izquierda puso a bailar a su Pincoya, pero no vino la abundancia, sino que una extraña resaca.
La canción "Me rehúso" es una crítica directa al régimen chavista, que obliga a su gente a escapar lejos y separarse de su amor o seres queridos.
Nicanor Parra se empinó a los 103 años. Un número tan grande como su figura, curiosamente ausente de los grandes […]
«La libertad no es un regalo de Dios,
sino una conquista humana»