Cuando niño me preguntaba por qué en Chile éramos tan pobres si teníamos más superficie que Francia y más recursos naturales que Alemania. Fui a Argentina el año 1978 y me pareció estar en otra galaxia. Ahora, cuando voy parece detenida en el tiempo. ¿Qué pasa que hay países que avanzan y otros que retroceden?
Ahora Boric anda diciendo que el Estado es más avispado haciendo negocios que los privados. Sería vidente, infalible y virtuoso. No sé de dónde saca eso.
La violencia es como una caja de Pandora, ya que, una vez abierta e incitada por los políticos e intelectuales en las redes sociales, esta pierde el control y tiende a naturalizarse y a formar parte normal del país.
Pareciera ser que el resentimiento ha llegado a tal punto, que los constituyentes son verdaderamente una extensión de la situación actual de una parte importante de la política.
Se necesitarían nada menos que 31 años para satisfacer las necesidades habitacionales de las 84.000 familias de ingresos bajos que residen en Santiago.
Para Millas, un pensador honesto debe despojarse de los fetiches ideológicos y, por ende, contribuir a desenmascarar la violencia y denunciar sus trampas filosóficas, en vez de ocultarla por aparentes objetivos nobles.
Qué buena frase la de Boric, de que “no le teman a la juventud”. He conocido mucha gente joven de inteligencia superior, pero no he conocido al que le daría la Presidencia de la República a los 35 años.
El racismo, el sexismo y todas esas cosas están más bien del lado de los profetas de la nueva moral totalitaria. ¿Acaso no es racista o sexista pensar que una persona solo por pertenecer a una determinada etnia o género posee una ventaja moral e intelectual sobre otras?
Esta comedia se centra en la inclusión y en las ganas de crecer un chico con autismo. Una historia de crecimiento personal y del tránsito desde el “espacio seguro” de su hogar hasta la inevitable y caótica adultez.
Cuando no se repudia la violencia desde el principio, se deja abierto un espacio por donde ella se empieza a introducir lentamente en cada uno de los rincones de la sociedad.
Boric terminó su discurso reivindicando a la sociedad civil en alianza con el partido político más anti-sociedad civil del planeta. Es como que Sichel hubiese terminado su discurso con arengas en pos de elefantes y huemules, pero abrazado con el rey Juan Carlos.
A propósito de las recientes protestas en Cuba, resulta un mal chiste el hecho de que un partido como el PC diga que en Chile no hay libertad de prensa, que falta pluralidad de medios y a la vez apoye con tanto ahínco un régimen como el cubano, donde claramente no existe un debate público vigoroso, no hay pluralidad de medios ni libertad de expresión.
Sin duda, dada la importancia, reiteración y la gran cantidad de países que han declarado estados de excepción constitucional, este tema adquirirá bastante trascendencia durante el debate constitucional.
Es de esperar que el lamentable regreso de la pobreza sirva de agua fría para poder calmar los ánimos y erradicar las alucinaciones de tantos Constituyentes refundacionistas.
Si quiere hacer un gobierno que sea mínimamente funcional en lo económico, Boric deberá abandonar su programa tal como lo hizo con su apoyo a Maduro. Pero esta vez tendrá que creerlo en serio.
No es novedad que la desigualdad es un tema central en el debate público. Si bien, se habla de desigualdad económica, de género o social, la que más efervescencia genera es la económica.
Tenemos un año para lograr los acuerdos que el país tanto necesita para progresar. Sin este compromiso real, sólo obtendremos una propuesta de Constitución que, en lugar de unir todos los chilenos, generaría una división igual o peor que la que hoy día se reclama tener.
Lo que se pretende de la Constitución hoy, entonces, no es la limitación del poder, sino una gran carta poder que no quita sino que amplía el derecho intrusivo de la oligarquía político-burocrática en la vida de las personas.
La derecha tiene un ideario simple. Se llama creer en las personas, en su responsabilidad, propiedad y libertad y desconfiar del poder: del Estado, del partido o del líder.
En América Latina, la tradición de pensamiento marxista es más poderosa que en cualquier región del mundo.
«La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla»