Desde 2008, Occidente vive tiempos convulsionados. La crisis financiera, la crisis de la deuda europea y la irrupción de las redes sociales, han puesto en jaque los equilibrios políticos de posguerra e, incluso, según muchos analistas, a las democracias liberales.
En Chile cada vez se debilita más el derecho de propiedad. Lo anterior es signo y consecuencia directa del resquebrajo institucional, del deterioro del Estado de Derecho y del auge de las consignas y políticas populistas.
Resulta esencial comprender que el confinamiento indiscriminado ha sido una decisión producto de la ignorancia del momento y del pánico político.
Por donde se mire, América Latina sigue sumida en la incertidumbre, la inestabili- dad política y económica. Sigue atrapada en el caudillismo, la polarización, la demagogia, la pobreza, la corrupción, la anomia jurídica y el crimen organizado.
Chile está cansado de esforzarse y cree que lo merece todo y gratis. Nos hemos acostumbrado tanto a una economía libre, con promociones de todo tipo, que ya no reconocemos una oferta seria de una chanta, confundimos al casanova lujurioso con el pretendiente honesto.
Hasta el día de hoy no he visto un solo estudio que afirme que los beneficios de las cuarentenas son superiores a sus costos para la población.
La derecha chilena, al menos aquella intelectual, sí vale la pena, pero requiere ser reformulada a través de puentes intelectuales entre liberales y conservadores.
América Latina sigue sumida en la incertidumbre y la inestabilidad política y económica. Sigue atrapada en el caudillismo, la polarización, la demagogia, la pobreza, la corrupción, la anomia jurídica y el crimen organizado.
El martes, 34 convencionales firmaron una declaración exigiendo el cumplimiento de un listado de “garantías democráticas”.
Y acá el candidato Jadue niega sin pudor las alianzas que lo llevaron al poder para luego afirmar que no promoverá una “ola estatizadora”. Era como Greta Thunberg diciendo tranquilos, no instauraré energías limpias.
El hecho de que entidades estatales, que deberían velar por el bienestar de todos, sigan lógicas mezquinas, al tratar de querer hacer negocios inmobiliarios o “pasadas” con sus terrenos, revela el profundo estado de descomposición de nuestra actual política y burocracia estatal.
No hay espacio para adueñarse de la verdad. Los convencionales deben asumir humildemente esta labor de redactar una buena Constitución para todos los chilenos, sin marginar a nadie por su pensamiento político.
Dicen que el Estado es el único que puede crear 'nuevas estructuras productivas' de manera 'eficiente', pero eso no es así. Y en promedio -lo que en realidad importa-, las estructuras productivas evolucionan y varían eficientemente a una velocidad y en direcciones que el Estado es incapaz de percibir, prever y menos dirigir.
Los tratados internacionales limitan nuestra soberanía nacional a cambio de ampliar nuestros derechos internacionales. Violarlos impunemente debe ser perseguido pecuniariamente por el CDE, cuya misión primordial es proteger el patrimonio fiscal.
El proyecto de indulto a los presos de la revuelta puede perfectamente incluirse dentro del ciclo legislativo perverso que describo, donde, haciéndolo pasar por una causa noble en favor de inocentes perseguidos políticos, se intenta en realidad dar privilegios procesales a grupos particulares con el criterio rector de la afinidad política.
Recién se estrenó la tercera temporada de esta serie cuyo tema central es la vejez. Pero la aborda de una manera tan cómica y profunda a la vez, que no agota, sino más bien reenergiza.
¿Retirar o no sus pensiones, frente a la amenaza (no concreta) de estatización? No es una respuesta fácil, pues si toman la decisión equivocada, no parece que los congresistas vayan a hacerse cargo.
Puesto que los comunistas no reconocen límites morales o legales a su voluntad de mantenerse en el poder a toda costa, 'lo único necesario para que el mal triunfe es que los hombres buenos no hagan nada'.
En "La sociedad abierta y sus enemigos", el filósofo Karl Popper dice que la falta de distinción entre lo que se consideran como leyes naturales y normas sociales es una característica de las sociedades tribales y cerradas.
Hemos llegado al nivel donde la identidad partidaria excede los prejuicios comparables a la raza, religión y otras relaciones distintivas.
«La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla»