A dos años del 18 de octubre de 2019, hay un dato de la última Encuesta CEP que debería preocupar a muchos, especialmente, a los más entusiastas de este proceso revolucionario.
La desaparición del ‘neoliberalismo' implicaría por definición el fin de los anti-neoliberales.
La novela de Dickens “Historia de dos ciudades” (libro que descubrí de niño en la biblioteca de mi abuelo), transcurre entre la pacífica vida en la reformista Londres y la violenta vida en la revolucionaria Paris.
Durante estos días se cumplen ya dos años desde el estallido social iniciado el 18 de octubre del 2019, y del cual todavía estamos viviendo sus repercusiones en distintos aspectos, como lo político, lo constitucional, y así como también sus consecuencias en materia de violencia y destrucción del espacio público.
Está enredada la elección presidencial. Pocos saben por quién votar y menos quién va a ganar. Además, la esquizofrenia electoral que nos ataca hace todo más complicado y volátil. Y los candidatos no ayudan mucho en todo caso. Empeoran todo la verdad.
Se dice que Danton, uno de los impulsores de la revolución en Francia, le dijo a su amigo Lacroix camino al cadalso: "Amigo, si en el país al que vamos hay revoluciones, hazme caso, no nos mezclemos".
Andar culpando de cualquier cosa a “los ricos”, “los inmigrantes” o “la sociedad” solo difumina causas y responsabilidades, y ha sido históricamente una de las principales técnicas retóricas de quienes, a través de sus mitos y relatos, han destruido sociedades.
Propongo un nuevo indicador de subdesarrollo: la cantidad de veces que la élite intelectual y política de un determinado país culpa al 'neoliberalismo' de sus problemas.
Algo poco mencionado cuando se recuerda la caída de la UP es que los afanes insurreccionales de una parte importante de la izquierda de ese entonces quitó enjundia a la promesa democrática de "la empanada y vino tinto" de Allende.
Estando a meses de una elección presidencial me parece lamentable que el tema de la semana pasada haya sido si un candidato retiró o no parte de los fondos destinados a su pensión, sobre todo en estas elecciones.
La censura en manos de la “corrección política”, el avance del liberalismo en la región - debido en gran medida al economista Javier Milei – el cristianismo en sintonía con el liberalismo, el lenguaje inclusivo al que lo considera estúpido y una mirada crítica a una izquierda más cerca del fascismo, son algunos de los temas que aborda Axel Kaiser en esta entrevista.
Agustín Squella describe al inglés Roger Scruton como un 'neoliberal', reflejando bien el problema al que me refiero cuando critico a Daniel Mansuy por utilizar esa palabra.
Nos hemos “latinoamericanizado” en materia financiera, dejando de ser el país símbolo de la seriedad y de la responsabilidad fiscal, tomando el camino derecho hacia un subdesarrollo económico-financiero de la mano de los retiros.
Hay que tener particular atención en aquellas candidaturas presidenciales que prometen más gasto público, un mayor rol del Estado en la economía y mayor gasto para la ciudadanía a punta de impuestos, ya que estas propuestas no resuelven el problema fiscal de fondo, sino que lo podrían acrecentar aún más.
He seguido las propuestas de Gabriel Boric y vi a Nicolás Grau, su jefe programático, en el CEP. Es admirable el desenfado y elocuencia con que expresan malas ideas.
El principio de abstenerse ante la duda se aplica cuando se busca proteger a un humano sujeto de derecho, incluso cuando existe una probabilidad de que esté ahí o allá.
Jaime Bassa llegó a subir una foto a Instagram reverenciando a la ciudad de Santiago en llamas. Era una foto junto a su colega Elisa Loncón, con toda esa estética de colores, fuego y épica. Más un adolescente que un constituyente.
Estuve seis años estudiando Economía en la Pontificia Universidad Católica, una escuela lamentablemente más 'Chicago' que la misma Chicago y nunca, pero nunca, se nos enseñó la palabra 'neoliberalismo'.
He estado en contra de los tres retiros y por supuesto retiré el primero. Evité que me lo robe la política, lo ahorré (pero si se vienen los impuestos al patrimonio lo gastaré)
Es la primera medición internacional de nuestro estado institucional y económico, relacionado con nuestras libertades, desde que ocurrió el estallido social, y sus resultados no podrían haber sido peores: la peor caída de posiciones del país desde que se tenga registro.
«El progreso es imposible sin cambio, y aquellos
que no pueden cambiar sus mentes,
no pueden cambiar nada»