La búsqueda por mejorar nuestras condiciones presentes es un impulso muy humano. La mayoría de las personas nos movemos para […]
Captar una realidad compleja y cambiante requiere herramientas conceptuales sofisticadas, más sofisticadas, al menos, que las actuales. Pero también necesita de políticos que, desde la solidez intelectual, se aboquen a la acción.
Lo más increíble fueron las reacciones de quienes perdieron: además de los decadentes y explícitos comentarios fascistas a los que ya nos tienen acostumbrados los diputados comunistas.
Los mal llamados líderes progresistas no luchan por la justicia ni la libertad del pueblo sino por la sucesión en el poder.
Reconstruir un proyecto político de desarrollo viable implica ganar a nivel de cimientos, es decir, formar una base ideológica sólida.
Dentro de nuestro afán por auto-flagelarnos institucionalmente, la democracia chilena goza de virtudes que nuestros vecinos ya quisieran. ¿Se imaginan algo así en Bolivia, Venezuela o incluso en Argentina?
Bajo un discurso plagado de buenas intenciones se esconde la más profunda contradicción moral del progresismo de izquierda: su animadversión a lo distinto y su clasismo retrógrado y oligarca.
La izquierda chilena debe reflexionar profundamente sobre las causas de su derrota.
Gutiérrez no tiene prudencia, una virtud política esencial para los griegos. El diputado es un demagogo en sentido griego: un simple adulador del pueblo.
La figura del estadista debe lidiar con formas adversas porque gobierna para todos y no solo para algunos.
"Es hora de que nos olvidemos del legado de la Nueva Mayoría y retomemos la senda de las buenas políticas públicas."
Dentro de nuestro afán por autoflagelarnos institucionalmente, la democracia chilena goza de virtudes que nuestros vecinos ya quisieran.
Si Piñera logra convertirse en más que un paréntesis en una larga trayectoria política nacional dominada de manera aplastante por la izquierda, se erigirá, plausiblemente, como el político chileno más relevante de la primera mitad de este siglo: uno que logró definitivamente torcer la porfiada mano de la historia para comenzar a escribirla desde la derecha.
Probablemente Alexis entiende mucho mejor que para favorecer el desarrollo de oportunidades es necesaria una política que favorezca la gobernabilidad y la divergencia democrática.
Lo peor que podemos hacer es confiarnos de que el peligro ya pasó y que no queda muchísimo trabajo por delante. Si nos damos por ganadores hoy y nos relajamos, estaremos nuevamente en cuatro años más rezando por evitar el desastre y, en esa oportunidad, tal vez sí terminemos totalmente perdidos.
Piñera puede ser el nuevo jugador, pero la cancha en la que juega es la que dibujó Bachelet.
Claridad, audacia y transparencia son tres direcciones en que avanzar. Pero hay un asunto más: como mostró el Frente Amplio, no se puede esperar a que los adversarios cedan el poder para tomarlo. Se requiere determinación en el objetivo, algo que la nueva derecha deberá entender, para poder disputar realmente el mapa del poder palo a palo con el rival.
"Bertrand Russell dijo que había ciertos deseos que son cruciales para la política: codicia, rivalidad, vanidad y amor al poder".
"La idea de meter la mano planteada por Alejandro Guillier se basa en la concepción del Estado como un ogro filantrópico que es dueño de las personas y del producto de su trabajo, y por tanto tiene la facultad de confiscarles su propiedad y disponer de ésta cuando se le ocurra y para los fines que determine."
Surge la duda ¿desde qué principios están hablando de justicia nuestros actuales candidatos, políticos y asesores? El debate está abierto.
«La libertad no es un regalo de Dios,
sino una conquista humana»