La distancia entre las expectativas generadas y las condenas obtenidas se transforma en un problema político, pues deslegitima a la institucionalidad completa, y pone en duda la utilidad de los tribunales de justicia.
La crisis de la Iglesia Católica es una oportunidad para repensar cómo esta institución se organiza, ejerce el poder y desarrolla su misión.
Es indispensable repensar la cultura y su rol en la construcción de un relato común.
Reemplazar completamente a las personas tiene más de populismo tecnológico que de facilidad democrática, a la vez que no se hace cargo del problema de la confianza.
El problema pareciera ser más profundo: se trata de una corriente autodenominada "progresista", que excluye del discurso público a quienes no están alineados con esta sofisticada forma de buenismo.
El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio no puede ser únicamente un Mecenas estatal, más bien debe abrir espacios y oportunidades para que la sociedad civil participe de manera eficaz en las artes.
La gran gracia de un gobierno está en cómo resuelve las preguntas que no son tan evidentes.
La derecha ha vuelto a pensar en su proyecto de ideas, y así, en cómo proyectar su gobierno ya no sólo por los próximos cuatro años, sino para los dos períodos presidenciales siguientes.
Es probable que el FA pase de ser una adorable criatura a un adversario temible. Esto es lo que la Nueva Mayoría no ha entendido: el Frente Amplio no quiere coexistir con la vieja guardia, viene a fagocitarla y, de alguna manera, a redimirla de sus errores durante la transición. Esto pasa porque se concibe a sí mismo como una vía excluyente, tanto a izquierda como a derecha. La Concertación será la víctima sacrificial para dar paso a un nuevo pacto social.
El Frente Amplio de a poco se transforma en todo lo que juraron cambiar: una élite vociferante, sin capacidad de diálogo ni conducción. Una izquierda estrecha.
Un cambio cultural, que propugne un orden social diferente, sería quizás el legado más importante de la futura administración Piñera.
No es suficiente con ganar en las urnas: también se deben instalar las propias ideas en el modo de pensar de la ciudadanía. Es necesario vencer y convencer.
«El progreso no es una bendición ininterrumpida.
A menudo viene con sacrificios y luchas»