Poco se ha comentado sobre lo sucedido hace algunos días en Escuela Militar y el enfrentamiento de grupos extremistas en el contexto del debate constituyente. La diferencia es que ahora otro protagonista hizo irrupción directa e identificable: la extrema derecha.
¿Preferimos ser gobernados por reglas o por personas? La historia nos ha mostrado que es preferible ser gobernados por reglas, evitando así los posibles excesos y arbitrariedades de las personas que nos gobiernan. De este modo, la Constitución tiene como fin primordial establecer límites al poder político.
La crisis social que ya lleva más de un mes y medio ha dejado al desnudo profundas grietas estructurales en todo el sistema político chileno. Pero esta crisis también ha revelado el crítico nivel de polarización política que tenemos.
La crisis social que ha azotado Chile desde el 18 de octubre ha desmenuzado las falencias, omisiones y desidia de una élite política y empresarial que durante años postergó las legítimas reclamaciones de una ciudadanía abandonada a su propio destino.
Si bien el proceso constituyente ya se inició, es importante recalcar que más allá del “proceso”, parte importante de este camino constituyente radicará en cómo entendamos una Constitución, qué función cumple y para qué nos sirve; con esto me refiero a los modelos constitucionales.
En el último tiempo, la “casa de Andrés Bello” ha sido asediada por escándalos. Primero, el totalitario estatuto del centro de estudiantes de Derecho de la Universidad de Chile, que prohíbe candidaturas estudiantiles que no sean compatibles con sus principios. En segundo lugar, las agresiones sucesivas de las que ha sido víctima Polette Vega, estudiante de Trabajo Social de la misma universidad, por sus mismos compañeros. ¿La razón? Identificarse con posiciones políticas de derecha.
Todo lo que recibimos del internet ya está planeado para nosotros desde antes que lo recibamos. ¿La razón? Un conjunto de instrucciones prestablecidas para incrementar la eficiencia llamadas algoritmos.
El áspero intercambio entre el diputado Jaime Bellolio y el embajador de China en Chile, Xu Bu debido a la reunión del parlamentario con Joshua Wong, líder de las manifestaciones en Hong Kong, ha puesto en evidencia la forma en cómo el régimen del gigante asiático lidia con ciertos problemas que le generan resistencia o molestia.
Las redes sociales se ha convertido no sólo en el espacio de encuentro entre personas, sino también la fuente principal de información. Esa conectividad rápida pero poco profunda y reflexiva, nos hace estar en todos lados, y al mismo tiempo en ninguno.
En tiempos donde la corrección política ha extremizado posturas, alejando los puntos de encuentro y poniendo énfasis en el odio propio y en los sentimientos vulnerados, una discusión seria sobre el hate speech es necesaria.
La libertad de expresión es intuitivamente molesta, porque nos obliga a escuchar, leer y hasta presenciar expresiones que nos pueden ofender.
Que un grupo de personas tenga la facultad de sancionar cierto contenido televisado por considerarlo “transgresor” o violento sin un relativo criterio, levanta sospechas si realmente existe una necesidad virtuosa de contar con este organismo.
«El progreso no es una bendición ininterrumpida.
A menudo viene con sacrificios y luchas»