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Venezuela, Boric y el PC Publicado en El líbero, 30.08.2024

Venezuela, Boric y el PC

imagen autor Autor: Juan Lagos

Para Carmen Hertz, diputada del Partido Comunista, en Venezuela existe una libertad de expresión bastante más grande que en Chile. Para Lautaro Carmona, presidente del Partido Comunista, en Venezuela existe separación de poderes, cosa que no podría asegurar en Chile. Se trata de comentarios de la última semana que reflejan claramente la visión de país que tienen estos jerarcas del PC chileno.

¿Debemos tomarnos en serio estas declaraciones? No, si nos guiamos por los deseos del gobierno del Presidente Boric. Desde La Moneda han tomado dos estrategias ante esta situación: una es restarle importancia al conflicto interno con el PC y la otra es establecer una forzada encrucijada entre Nicolás Maduro y Gabriel Boric. Veamos por qué la primera debería preocuparnos y por qué la segunda no tiene sentido.

«Los dichos de Hertz y Carmona representan fielmente el ideario del Partido Comunista; su práctica política y sus referentes internacionales. Son una garantía segura para la pérdida de nuestras libertades y la ruina del país».

Gabriel Boric ha querido reducir esta polémica a una mera cuestión de divergencias menores con las cuales su Gobierno puede “«convivir» y que lo único relevante en esta cuestión es que él es quien dirige la política exterior del país (cosa que no me deja más tranquilo, dicho sea de paso). Pero se trata de una posición demasiado reduccionista que pretende ignorar que Venezuela sigue siendo un referente a seguir para uno de los partidos más importantes del oficialismo y esto debería ser tremendamente preocupante para todo chileno que defienda y valore la libertad y las instituciones que la hacen posible.

Aquí está el problema de fondo: los dichos de Hertz y Carmona representan fielmente el ideario del Partido Comunista; su práctica política y sus referentes internacionales. Son una garantía segura para la pérdida de nuestras libertades y la ruina del país. No es que el PC «no sea capaz de ponerse del lado de la democracia» como afirmaba un diputado. Simplemente, en el mundo ideal del Partido Comunista, los medios de comunicación y los jueces están al servicio de su revolución y no tienen más fin que ese.

Y es lo que ha intentado promover el Partido Comunista de Chile con los medios que ha tenido. No olvidemos la fallida Comisión Asesora contra la Desinformación de Camila Vallejo, organismo flojísimo de papeles y fines indeterminados (creado mediante un decreto del que tuvimos noticia sólo gracias al Diario Oficial y por una inusitada discreción de un gobierno que anuncia hasta los cajeros para hacer denuncias) que ahora se limita a redactar informes que nadie lee gracias al escándalo ciudadano. Tampoco olvidemos el totalitario proyecto contra el negacionismo promovido por Carmen Hertz que fue declarado inconstitucional por el TC.

Ahora bien, las declaraciones de Hertz y Carmona han servido para que el oficialismo improvise una encrucijada que no tiene mucho sentido luego de una lectura medianamente atenta. Diputados y senadores de gobierno le han dicho al PC que tiene que elegir entre Maduro y Boric, siendo que la misma práctica política nos demuestra que el Partido Comunista está cómodo con los dos.

Se trata de una estrategia política que frivoliza el verdadero drama que existe en Venezuela y se sirve de él para crear una falsa disyuntiva. En el caso venezolano sólo hay dos opciones: o el tirano Nicolás Maduro o el presidente electo en las urnas Edmundo González. En esta encrucijada real, el gobierno de Gabriel Boric no ha tomado verdadero partido y el día de la asunción al poder de Edmundo González se acerca. ¿Qué hará Gabriel Boric cuando lleguemos al 10 de enero de 2025? ¿Reconocerá la legítima victoria de Edmundo González o se seguirá valiendo de la crisis de Venezuela para ofrecer una fachada de demócrata cuando cohabita La Moneda con los aliados de Maduro?

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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