La sonrisa de Yolvi González, imputado por el asesinato a sangre fría del carabinero Emmanuel Sánchez, denotan el perfil del nuevo delincuente. Un antisocial, sin respeto a la vida propia ni de los demás, sin respeto a las instituciones ni a la sociedad en su conjunto.
Esta sonrisa demuestra el gesto de los delincuentes frente a los organismos de nuestro país, es una risa hacia las fuerzas de orden y seguridad, al Congreso Nacional y por sobre todo al poder judicial, el cual, en vez de procurar sancionar a este tipo de personas, se esmeran en buscar la forma de disminuir sus sanciones. Este gesto es preocupante, porque más allá de lo desagradable que podría ser esta psicópata risa de un delincuente extranjero, es una sonrisa que más pronto que tarde estará nuevamente libre en las calles, porque es una sonrisa de impunidad.
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