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La izquierda y el narco Publicado en El Mercurio, 02.08.2025

La izquierda y el narco

imagen autor Autor: Axel Kaiser

Según un artículo de Washington Times de 1983 disponible en la página web de la CIA, «la implicación de Castro en el narcotráfico no es un accidente. Los líderes comunistas de todo el mundo utilizan todo tipo de negocios ilegales e inhumanos para financiar la destrucción del capitalismo». Los vínculos del castrismo con el narcotráfico han sido ampliamente documentados y continúan hasta el día de hoy. Según los académicos Mónica Hinojosa e Isidro Marín-Gutiérrez, Castro incluso colaboró con Pablo Escobar para hacer llegar cocaína a Estados Unidos: «El tráfico de cocaína en Cuba se llevaba a cabo a través de aviones que trasladaban entre 10.000 y 12.000 kilogramos en cada vuelo. Según Popeye, fue tan exitosa la campaña que le permitió a Pablo Escobar multiplicar sus ganancias.» Los vínculos de Castro con el narcotráfico datan de mucho antes, y no sería incorrecto decir que Cuba, bajo el comunismo, fue el primer narcoestado de América Latina.

«La lista de líderes de izquierda vinculados al narcotráfico es aún más extensa e incluye a Ortega en Nicaragua. Y si bien ha habido algunos personajes de derecha en situaciones similares, no ha existido una red de gobiernos y partidos de ese sector involucrados con el narcotráfico a nivel regional».

Hoy, Venezuela, creada en buena medida por la inteligencia cubana, ha asumido el liderazgo como narcoestado. Nicolás Maduro y Diosdado Cabello son nada menos que líderes del Cartel de los Soles, del cual el Tren de Aragua es un brazo operativo. Basado en documentos de las autoridades colombianas, El Nuevo Herald informaba en 2023 que «Venezuela es actualmente un importante puente en las exportaciones mundiales del narcotráfico, desde donde salen entre 250 y 350 toneladas métricas al año, con un valor en la calle de entre $6,250 millones y $8,750 millones.» La droga se ha convertido así en una de las principales fuentes de financiamiento del régimen venezolano y sus redes terroristas en Chile y la región.

 En el caso de México, los vínculos del narcotráfico con MORENA, el partido de López Obrador (AMLO) y Claudia Sheinbaum, también están documentados. Fue célebre la breve reunión de AMLO con la madre de Joaquín «El Chapo» Guzmán, fundador del Cartel de Sinaloa. Más aún, AMLO estuvo bajo vigilancia de la DEA por informaciones entregadas por diversos narcotraficantes. Según la periodista Anabel Hernández: «Una investigación realizada entre 2010 y 2011 por la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Nueva York y la agencia antidrogas DEA, hasta ahora secreta, obtuvo pruebas sólidas de que el Cartel de Sinaloa aportó entre 2 y 4 millones de dólares a la campaña de Andrés Manuel López Obrador cuando fue candidato a la Presidencia en 2006.»

Colombia no es, por supuesto, una excepción. La campaña de Gustavo Petro fue financiada en parte por el narcotráfico colombiano. Nicolás Petro, su hijo, fue procesado por recibir dineros del narco precisamente para ese fin, y las FARC y otras redes narcos han florecido bajo su mandato. Según la ONU, Colombia produce el 67% de los cultivos de coca en el mundo y lidera la producción de cocaína. No se puede dejar de mencionar la Bolivia de Evo Morales, reconocidamente un caso de narcoestado. Según Jaime Bayly: «Evo Morales vendía cocaína al Cartel de Sinaloa y era socio de “El Chapo” Guzmán. El 94% de toda la coca que se sembraba, se procesaba y convertía en cocaína ahí mismo, en laboratorios que Evo Morales mandó construir con dinero de los bolivianos. Y vendía esa cocaína a los mexicanos, principalmente al Cartel de Sinaloa, cuyos aviones aterrizaban en los aeropuertos clandestinos y en otros que construyó Evo Morales.» Es evidente que las operaciones narco en Bolivia continúan.

En fin, la lista de líderes de izquierda vinculados al narcotráfico es aún más extensa e incluye a Ortega en Nicaragua. Y si bien ha habido algunos personajes de derecha en situaciones similares, no ha existido una red de gobiernos y partidos de ese sector involucrados con el narcotráfico a nivel regional. Todo esto es relevante para Chile, no solo por la penetración —¿casual?— que bajo este gobierno está teniendo el crimen organizado, sino porque es posible que una candidata del Partido Comunista, aliado de los narcoestados y narcogobiernos de Cuba, Venezuela, México, Colombia y Nicaragua, podría, si todo va mal, llegar a la presidencia. No olvidemos que el PC chileno tiene vínculos comprobados con redes terroristas narcotraficantes como las FARC, además de defender abiertamente el régimen del Cartel de los Soles y la narcodictadura cubana. También apoyan los movimientos narco-terroristas del sur de Chile bajo la excusa nada original de tratarse de temas indígenas.

Así las cosas, no es difícil adivinar quién será la preferencia del crimen organizado para las próximas elecciones presidenciales.

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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