Una autoridad democrática sabe que todo el poder que ejerce se lo debe a las normas.
No debiese sorprendernos tanto el prepotente e injustificado actuar del Diputado Gutiérrez frente al control sanitario al cual fue sometido.
Los mal llamados líderes progresistas no luchan por la justicia ni la libertad del pueblo sino por la sucesión en el poder.
Bajo un discurso plagado de buenas intenciones se esconde la más profunda contradicción moral del progresismo de izquierda: su animadversión a lo distinto y su clasismo retrógrado y oligarca.
La izquierda chilena debe reflexionar profundamente sobre las causas de su derrota.
Gutiérrez no tiene prudencia, una virtud política esencial para los griegos. El diputado es un demagogo en sentido griego: un simple adulador del pueblo.
Probablemente Alexis entiende mucho mejor que para favorecer el desarrollo de oportunidades es necesaria una política que favorezca la gobernabilidad y la divergencia democrática.
Hay partidos oficialistas que a nivel continental respaldan la aspiración boliviana, pero a nivel nacional, la posición chilena, una contradicción […]
«La libertad es un derecho humano fundamental, sin él no hay vida digna»
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