conservadores

El pretendido sacrificio del liberalismo por parte de los conservadores, para restaurar las virtudes perdidas, se basa en una presunción del todo discutible y absurda: que el sacrificio calmará a los dioses o eliminará los males del egoísmo, supuestamente propiciados por el liberalismo.

¿Hay principios morales absolutos? ¿Es posible que existan distintas verdades? Estas y otras preguntas serán respondidas por el profesor Joaquín García-Huidobro en el la segunda sesión del Ciclo de Crítica y política "Relativismo y verdad". 

Estaría bueno que los conservadores terminen con su obsesión contra la autonomía individual y contra las personas que no creen en la metafísica de Santo Tomás.

Que José Antonio Kast acuse de dictadura liberal al orden democrático chileno actual, no es solo una torcedura brutal e irresponsable de los conceptos sino que además es un claro alineamiento discursivo con aquellos que hace tiempo buscan acribillar los principios democráticos y económicos liberales.

En Occidente, el poder de las religiones desapareció, pero en las ideologías, el afán de censura —aunque disminuido— se disfrazó, se invirtió y luego, en las redes sociales, se exacerbó.

Acusar a alguien de «poco liberal» por calificar a una práctica antigua como retrógrada es no querer argumentar el fondo.

¿Por qué, mejor, no explicitan directamente su tirria frente a quienes aprueban el matrimonio homosexual? Quizás para cuestiones como el aborto, de imposible solución, se podrían matizar las expresiones, pero, ¿para el matrimonio igualitario? Oponerse es peor que ser cavernario.

Resulta decepcionante ver cómo la derecha vuelve a abrazar un misticismo estatal parecido al de la izquierda que le hace imposible plantear una alternativa real a la social democracia.