Ante la percepción de estar primero, es entendible que Gabriel Boric prefiera no sobreexponerse.
Se ha intentado argumentar por quienes apoyan a Gabriel Boric de cara a la segunda vuelta presidencial que este enarbolaría los valores de la social democracia europea. Incluso un análisis superficial, sin embargo, permite concluir algo distinto.
Antes, los candidatos inventaban programas. Ahora, inventan evangelios. Los columnistas no podemos ser menos y por eso me he permitido publicar esta carta de San Pablo a los chilenos.
El clima de intimidación que rodea a quien piense distinto es cada vez mayor. El órgano constituyente y su idea de 'negacionismo' es un ejemplo agresivo de deriva totalitaria.
Chile lleva décadas perdiendo sostenidamente niveles en el ranking de libertad económica y las personas, sobre todo los jóvenes, las mujeres y los grupos marginados, son los que más han sentido el golpe.
Desde octubre del 2019 muchos sostuvieron la tesis de que el país vivía subordinado a un presunto modelo “neoliberal” malvado y opresor, que sometía a los ciudadanos a punta de expansión de los mercados y privatización que beneficiaba solo a algunos.
En lo que va del año nos hemos visto enfrentados a significativos incrementos en los precios de muchos bienes, lo que ha hecho que la inflación se haya disparado.
El FA y la izquierda radical tienen un problema. Llegaron con un aire de frescura y novedad. Jóvenes “idealistas” que venían a cambiar la política para volverla a poner al servicio de la gente.
Es plausible que los resultados del domingo acaben con el Octubrismo y el maximalismo político post-18-O que ha embriagado a muchos que creían poseer un supremacismo moral y ayudar así, desde la moderación, a construir un país donde nos toleremos y no donde prime la lucha a muerte en Plaza Italia.
Para los clásicos griegos, lo contrario de la política era la barbarie. No era una distinción burda, sino que implicaba la diferencia radical entre el uso de la palabra y el simple recurso de la violencia.
El discurso anti elitista de Franco Parisi logró enganchar a parte de la clase media que, sin tener idea de los méritos del hijo de fulano o de lo bien que le fue en Harvard a zutano, se siente con el derecho de pelear una cuota de poder a diferencia de sus antepasados que de seguro hacían fila el día de las elecciones para preguntarle a su patrón por quién votar.
El domingo habló Piñera no sé en qué idioma, pero era imposible concentrarse. Más tarde apareció JAK hablando en chileno y terminó Boric en su ñuñoísmo.
Validando las encuestas previas, han pasado a segunda vuelta los candidatos Kast y Boric. Suman algo más del 53% de los votos. La lucha por el 47% restante será enconada. Para ganar, los dos tendrán que alejarse de la élite, acercarse a la gente y moverse al centro.
Si bien estos días celebraremos importantes elecciones donde elegiremos diversos cargos políticos, no podemos perder el foco de otro hito significativo que se llevará a cabo en nuestra región y que sin duda ha dado mucho que hablar.
Hoy se cumplió el plazo autoimpuesto por Henry Boys para acabar con el marxismo en Chile de acuerdo con la entrevista publicada en La Segunda el 18 de noviembre de 2016.
El diagnóstico es que las instituciones existentes (Harvard, Yale, Stanford, etc.,) están irremediablemente perdidas en manos de activistas de izquierda que las han capturado, tanto en su burocracia, como en su profesorado, llevándolas a una progresiva y dañina decadencia.
Hace pocos días el presidente del Banco Central, Mario Marcel, reconoció que “tenemos un cambio estructural en el mercado de capitales, producto de los retiros de ahorros previsionales”.
En una democracia es probable que existan "dictalovers". Lo que no debe olvidar el resto de los ciudadanos es que lo contrario a una dictadura es un estado de Derecho, con límites legales establecidos para quienes ejercen o aspiran a detentar el poder político.
Donde hay dictadura, los comunistas dicen que hay verdadera democracia. Ahí donde el pueblo se moviliza contra los jerarcas y oligarcas comunistas, como ocurrió en la RDA, Hungría, Polonia o Checoslovaquia, ellos ven enemigos del pueblo. Ahí donde hay opiniones distintas, donde hay personas que disienten de sus postulados, ellos ven socialdemócratas, neoliberales, traidores, revisionistas, fascistas.
José Antonio Kast ha puesto en jaque a toda la clase política y de paso también al establishment mediático chileno.
«La libertad no se pierde por
quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes
no son capaces de defenderla»