Axel Kaiser en Ex-Ante «Probablemente lo mejor es que (Johannes) siga liderando el partido desde fuera del gabinete».

El escritor y Senior Research Fellow Adam Smith Center Florida International University, afirma que su hermano es el que tomará la decisión y que «el partido Nacional Libertario tiene dos escenarios. Si Kast lo hace bien, el PNL se proyecta como continuidad de la derecha. Y si lo hace mal, se abre un espacio a la derecha más dura como el PNL».

- ¿Aparte de una derrota electoral, hay una derrota cultural en la izquierda?
-El fracaso electoral tiene mucho que ver con la derrota a nivel cultural de las ideas de izquierda. Del wokismo, de la tolerancia con la delincuencia y de políticas económicas con pésimos resultados. Y ya se está dando. Bolivia y Honduras están cambiando de eje, para qué decir Argentina con Milei. Y el cambio vendrá en Colombia probablemente y en Perú. Hay una derrota cultural de la izquierda porque sus ideas han sido desastrosas.

- ¿Y qué piensas sobre el futuro de tu hermano Johannes Kaiser? ¿Debe ingresar al gabinete?
-Es una decisión que tiene que tomar él. Yo no sé qué condiciones y en qué cargo le convendría a él estar en el gabinete. Probablemente lo mejor es que él siga liderando el partido desde fuera, más que desde el gabinete. El partido Nacional Libertario tiene dos escenarios. Si Kast lo hace bien, el PNL se proyecta como continuidad de la derecha. Y si lo hace mal, se abre un espacio a la derecha más dura como el PNL.

- ¿Qué significa esta derrota? ¿Valores como la igualdad, justicia social, han sido desafiados por la agenda de la derecha?
-Creo que es incorrecto sostener que «la derecha» ha desafiado esos valores. Lo cierto es que ese sector estaba completamente entregado a las ideas de justicia social e igualdad y fuimos muy pocos los que combatimos esas creencias durante 15 años. Paradojalmente, el haberse movido en la dirección de esas ideas de izquierda hizo enorme daño al progreso de Chile y finalmente creó, bajo Bachelet 2, las condiciones para la crisis de 2019.

Me parece evidente que si el país hubiera crecido a un 4% con ingresos reales subiendo no se habría producido una crisis de esa envergadura. Lo importante es que ahora la nueva generación de derecha entendió que la «estadolatría» y discurso igualitario son inmorales e incompatibles con el progreso de Chile. Ahí jugó un rol la crisis de 2019, donde la izquierda se mostró en todo su totalitarismo.

- ¿La izquierda perdió su identidad? ¿El Frente Amplio arrasó con la herencia concertacionista y el centro quedó vacío?
-El centro es un invento de las élites que solo funciona en tiempos de prosperidad. Cuando hay crisis o problemas graves no se puede ser de centro porque las soluciones deben ser categóricas y debes asumir costos elevados. El problema en Chile es la nostalgia por los tiempos de la Concertación, pero se olvida que esos tiempos no fueron creados por la Concertación sino por el régimen militar que dejó un país sin problemas de seguridad, políticamente ordenado y con una economía creciendo al 10%. El mérito de la Concertación fue no romper todo eso.

Es fácil ser de centro cuando ha sido un «extremo» el que resolvió todos los problemas graves, asumió todos los costos y después te dio un país en perfecto estado para que lo administres tú y encima te lleves los laureles. Ahora bien, fue precisamente porque la Concertación no creó esa prosperidad la razón por la que no pudo defenderla cuando surge el Frente Amplio con su discurso de los 30 años.

- ¿Los giros de Boric y Jara han favorecido o son evidencia de esta tendencia?
-La derrota cultural de la izquierda se refleja en esos giros y muchas otras cosas como el fin del absurdo del lenguaje inclusivo, el fanatismo trans, el colapso de la agenda feminista y el total olvido del discurso igualitario. Ahora nadie lo nota, pero ni la izquierda habla de la desigualdad que fue el mantra durante décadas en nuestro país y que terminó por dañarnos casi fatalmente. Es un enorme avance en esta batalla cultural el que se hable de libertad, estado de derecho y crecimiento económico, temas que a nadie en la élite intelectual y política le importaban hace unos años.

- ¿Kast podría liderar una agenda de derecha en contraposición a la izquierda, es decir comandar una batalla cultural?
-No lo creo. Kast no es como Milei o Johannes, no es un intelectual. Pero puede ser un gran presidente con buenos resultados que serán decisivos para consolidar el triunfo de nuestras ideas.

- Publicaste un libro donde relacionas el nazismo con el comunismo. ¿Por qué consideras que son ideologías cercanas pese a que el régimen nazi persiguió a comunistas?
-Ese es un mal argumento. Los comunistas siempre purgaron a otros comunistas como hizo Stalin con los trotskistas y los nazis purgaron a otros nazis. De eso se trató la infame noche de los cuchillos largos. En el libro explico que, a nivel ideológico, nazis y comunistas comparten cinco elementos esenciales que hacen imposible trazar una distinción sustancial entre ambas doctrinas: el antirracionalismo, el colectivismo, el anticapitalismo, el anticristianismo y el anti humanismo.
Cuando estas ideas, que comparten ambas doctrinas, se llevan a la práctica, los resultados son casi idénticos: genocidios, economía contralada por el Estado, destrucción de la democracia y del estado de derecho, persecución a las iglesias, etc.