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The British Way Publicado en El Mercurio, 06.07.2024

The British Way

Frente a la puerta de Downing Street, número 10, donde vive y trabaja el primer ministro inglés, Richi Sunak, con ojos vidriosos y tras 20 meses de gobierno, se despidió del pueblo británico. Con un discurso corto -como deben ser los discursos-, agradeció a sus colaboradores y a su familia, pidió perdón a su partido y al pueblo inglés por la derrota y caballerosamente, le deseó lo mejor a su sucesor el laborista Keir Starmer. Sunak en su alocución recordó que había prometido estabilizar su país, y lo había logrado, controlando la inflación, reduciendo las tasas de interés y volviendo a crecer. En eso tiene razón, pero la economía no basta. En la última parte de su discurso celebró a su país diciendo que era muy extraordinario que un nieto de inmigrante hubiera llegado a primer ministro y que esto era gracias a la afabilidad, la decencia y la tolerancia (kindeness, decencyand tolerance) de su país, que el denominó «the British Way».

«Es importante que los liberales saquemos lecciones. La derecha debe volver a sus raíces para ser gobierno. Darle poder, libertad y prosperidad a la gente».

The British Way, los hace distintos. No es solo que circulen por la izquierda, cuando toda Europa gira a la derecha ellos lo hacen al revés. No tienen constitución escrita, y todo se rige por distintas leyes, tradiciones y documentos ancestrales, desde la Carta Magna de 1215 hasta el Acta de Unión de 1707, pasando por el Bill of Rights de 1688, cien años más antigua que la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano francés. Su sistema electoral es de mayoría, no proporcional. Distritos chicos donde se elige un representante por distrito. Este sistema facilita los triunfos arrolladores como el de esta semana, asegura que el elegido represente realmente a su distrito y evita lo que ocurre en Chile que más de la mitad de nuestros diputados salieron elegidos con muy pocos votos arrastrados por su compañero de lista y por eso no representan a nadie y no les importa.

Tras 14 años de gobiernos conservadores, donde gobernaron Cameron, May, Johnson, Truss y Sunak, perdieron la elección. La pregunta es qué les pasó. Todo parte por el cambio de líder laborista. Jeremy Corbyn era básicamente un marxista a la antigua, odioso y que carecía de los atributos de The British Way. Su sucesor Keir Starmer es un abogado de 61 años, afable e inteligente que supo mover a su partido hacia el centro. Con una plataforma menos woke y más moderada, Starmer convenció a los electores que era un sucesor natural de Tony Blair. Con esto demuestra que a la izquierda le va bien cuando se pone socialdemócrata y a la derecha le va mal cuando lo hace. A Liz Truss que intentó volver al thatcherismo, la defenestraron y su partido eligió a Sunak que hizo un gobierno medio progre y los electores entonces prefirieron a los originales.

La plataforma política de Starmer, o el manifiesto como lo llaman ahora es relativamente simple. Foco en la economía y los negocios, impulsando inversión y crecimiento manteniendo la inflación bajo el 2%. Por supuesto que como buenos socialistas para lograrlo ya anunciaron una superestructura burocrática para promover política industrial. Van a crear el Industrial Strategy Council, el National Wealth Fund, el National Infraestructure and Service Transformation Authority y el Regulatory Innovation Office. Esta combinación de ser pro crecimiento y pro negocios a través de la creación de una burocracia innecesaria e inútil, demuestra que los socialistas de allá y de acá comparten la idea que para mejorar la salud, nada como la grasa, la sal y el sedentarismo. En esta paradoja compartida de nuestros socialistas con los laboristas puede estar el origen de la idea que los chilenos somos los ingleses de Latinoamérica.

La derecha liberal está atacada desde ambos lados. En el Reino Uunido desde la izquierda y en Europa continental desde la derecha. Es importante que los liberales saquemos lecciones. La derecha debe volver a sus raíces para ser gobierno. Darle poder, libertad y prosperidad a la gente. Eso significa, promover un buen ambiente de negocios que fomente la inversión, el empleo y la movilidad social, disminuir la burocracia, bajar los impuestos, mejorar la educación y sobre todos dar seguridad jurídica y personal a la gente de a pie. Eso naturalmente hay que hacerlo con amabilidad, decencia y tolerancia. Esa es the right way to the Chilean Way.

Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.

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