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María Blanco: Una visión alternativa al feminismo hegemónico y radical
abril 18, 2023

María Blanco: Una visión alternativa al feminismo hegemónico y radical

Cada 8 de marzo miles de mujeres alrededor del mundo salen a marchar conmemorando la protesta de 1854 en Nueva York, que convocó a cientos de trabajadoras de una fábrica textil exigiendo equiparar sus salarios con el de sus pares masculinos. Hoy, las peticiones de una parte importante del llamado feminismo “hegemónico” o “radical” distan de estar orientadas a empoderar a las mujeres y a la búsqueda de la equidad y, por el contrario, se ha transformado en una guerra hiper ideologizada de corte victimista contra el “capitalismo” y, más preocupante aún, una guerra, aparentemente irreconciliable, en contra del “género masculino”. Todo esto acompañado con demandas inverosímiles como el “derecho a educación artística interdisciplinaria” o “fin al extractivismo”, entre otros, que nada tienen que ver con las causas femeninas y si con un neo-marxismo solapado o encubierto.

En esta entrevista (exclusiva para FPP) María Blanco, autora del libro “Afrodita desenmascarada: una reivindicación al feminismo liberal”, nos habla de su visión del feminismo en Chile, de sus desafíos y de su convencimiento de que la independencia de la mujer es esencial, pero que no necesariamente va de la mano del Estado, ni mucho menos de un pequeño grupo de personas que dictan qué y cómo se deben hacer las cosas. “El feminismo liberal cree en un camino individualista: no negar la realidad, pero defenderla desde la libertad y responsabilidad individual, la igualdad ante la ley y las posiciones que cada una tenga, sin estar obligada a ser parte de un colectivismo”.

María Blanco es Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid además de profesora en la Universidad CEU San Pablo. “Escribí Afrodita Desenmascarada porque me di cuenta de que éramos un grupo de mujeres que estaban en el medio, ni machistas ni de izquierda radical, que no teníamos un cauce que nos representara para enfrentar los problemas que tiene la mujer en la sociedad” señaló María.

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Desafíos de la mujer en Chile

Después de estar en Chile ¿Cuál es tu visión del feminismo en nuestro país? ¿Era lo que te esperabas?

La verdad, no era lo que esperaba. Yo pensaba que, en Chile, que es uno de los países más avanzados de Latinoamérica (no es Guatemala o México, por ejemplo) la situación de la mujer, en general, estaría más favorable.

A pesar de que hay un Chile moderno con una clase de mujeres profesionales con altas capacidades que no tiene nada que desear de la vida de las españolas o las europeas, mujeres profesionales, modernas, que viajan, a la vez, hay otra parte de la población femenina a expensas que está muy lejos de este grupo. Eso me ha ayudado a darme cuenta de que tal vez, todavía hay cosas que cambiar en la ley chilena, sin imitar a España o a Europa, que garantice que prevalezca la igualdad ante la ley. Creo que hay que hacer una reflexión sobre la verdadera igualdad ante la ley y la mujer chilena. Me ha sorprendido mucho saber que no hay igualdad en este ámbito.

Me llamó mucho la atención el tema del régimen matrimonial y su configuración patrimonial, ya que por lo que averigüé en el caso de una sociedad conyugal el hombre tiene por ley absoluta administración de los bienes, tanto de él como de su esposa. Es de decir, al momento de vender un bien de ese matrimonio, sólo lo podría hacer el hombre, pues frente a terceros la mujer no existe jurídicamente.

¿Cuáles son los principales desafíos de la mujer en Chile?

Aparte de la necesidad de tener igualdad ante la ley, creo que las mujeres que todavía están atrapadas por la pobreza, no necesariamente en miseria o pobreza extrema, sino en una situación de precariedad, tienen una educación deficiente; y claro, no sólo me refiero a la educación formal normal, sino, por ejemplo, a educación empresarial y financiera, para que ellas puedan poner empresas, pequeños negocios. Es algo que inclusive podría desarrollar y difundir la Fundación para el Progreso.

Creo que hay que promover la educación en todos sus ámbitos: empresarial, de emprendimiento y otras, para que así la mujer pueda tener herramientas que le permitan salir de la pobreza e independizarse, ya que la pobreza genera círculos viciosos que están relacionados con la violencia, la propia educación de los hijos y la dependencia. Lo anterior, lleva a que esas mujeres caigan en las manos de aquellos que políticamente se aprovechan de ellas, y se dejen llevar por mensajes populistas. No porque ellas lo sean, sino porque tienen la sensación de que nadie se atreve a dar la cara por ellas. Alguien les debería ofrecer herramientas para que ellas sean sus propias líderes y se empoderen.

¿Cuál es el propósito de tu libro, “Afrodita Desenmascarada”? ¿Por qué crees que lo que planteas es válido en Chile, España o en cualquier otro país o contexto?

El planteamiento general del libro “Afrodita Desenmascarada” es dejarle la responsabilidad a cada mujer, es decir, que cada una elija su camino, esto se puede aplicar en todo momento y lugar; ya que es un principio universal.

España comenzó a salir adelante 20 años después de la guerra civil. Cuando la mujer comienza a tener independencia financiera, empieza a educarse y a tomar las riendas de su vida, comenzando su verdadera liberación. Creo que la izquierda no está ofreciendo soluciones reales a las mujeres porque está delegando la solución en manos del Estado. Yo no digo que las mujeres tengan que salir absolutamente solas, sino que el Estado tiene que ser subsidiario con responsabilidad para permitir dar un marco adecuado para que aquello suceda. Por eso es tan importante la igualdad ante la ley y que las mujeres estén informadas respecto a esa igualdad; es decir, que sepan que la ley es así, que se sientan respaldadas por un sistema judicial, que una mujer que es agredida sepa que funciona el sistema judicial y que su marido no tiene que ser su administrador. Y, sobre todo, que la mujer chilena sepa que puede ser empresaria e independiente.

Una de las cosas que me llamaron la atención en Chile fue que en una conversación dos personas coincidieron en que, en general, la mujer mapuche y la mujer chilena de escasos recursos es muy emprendedora. Me contaron el caso de una localidad del sur donde las mujeres de los pescadores que no lograban pescar y se quedaban en su casa, abrieron un local pequeño de cocina, de a poco se fueron ampliando y hoy son casas de comida bastante turísticas. En este ejemplo veo una iniciativa empresarial. Esa tendencia, tal vez espontánea, debería ser promovida; no mediante subvenciones sino mediante formación financiera y empresarial.

La situación de la mujer chilena es relativamente normal. Entonces creo que el camino va más en la toma de decisiones por parte de la misma mujer, es decir, que esta esté al tanto de su igualdad ante la ley, la pueda ejercer y tenga acceso a buena formación. Esta iniciativa debiera partir de la sociedad civil y no ser controlada por el Estado, ya que este puede manipular, como de hecho lo hace, para obtener fines políticos. Mi desconfianza del Estado viene dada porque los incentivos para que haya corrupción, para que haya intereses partidistas, y se pierda el interés de la sociedad son mucho mayores. Por eso hablo de vecindarios o de pequeños pueblos. Cuanto más reducido es el entorno, más cerca estás de la decisión individual con una mayor probabilidad de ofertas de cursos o de talleres para que las mujeres puedan elegir.

¿El capitalismo se contraponen al feminismo?

“El capitalismo es la redistribución no coactiva, está basado en el mercado, donde la redistribución no es obligatoria.”

El capitalismo es la redistribución no coactiva, está basado en el mercado, donde la redistribución no es obligatoria. El mercado permite que las rentas, los ingresos y los beneficios se distribuyan entre las diferentes capas de la sociedad. Lo bueno del capitalismo, y lo ha demostrado la historia, es que ha permitido que haya permeabilidad social; es decir, ya no estamos en una sociedad estamental porque hubo una revolución industrial. Para mí el capitalismo es un sistema económico donde no hay privilegios porque no estamos sometidos al mercado, sino que aprendemos dentro de un entorno no coactivo que es el mercado.

Hay quienes plantean que el foco de la discusión sobre feminismo tiene que estar más en los derechos que en las oportunidades ¿Qué opinas sobre esta visión?

Es inconsistente decir que no sirve ampliar las oportunidades y que lo que hay que hacer es ampliar los derechos. En esa búsqueda de derechos se está utilizando el tema de los derechos para lograr fines políticos por parte de quienes lo exigen. Si se trata de que todo el mundo tenga casa, por ejemplo, o que tenga un sitio dónde vivir, que tenga comida o educación, el asegurar el derecho implica obligar a que la única salida sea la pública: educación pública, vivienda pública, etc. Pero asegurar la oportunidad implica que tú vas a elegir. Incluso vas a elegir si no quieres. Por ejemplo, si no quieres ir a ese sistema de educativo y quieres otro, qué tipo de vivienda y cómo quieres vivir.

Es muy bonito y vende mucho hablar de derechos individuales. Yo también reconozco los derechos individuales. Pero, cuando comenzamos a hablar de derechos sociales eso es una manipulación política para obtener un logro electoral. La realidad es que en la sociedad nadie puede saber cuáles son esos derechos sociales, no existen como tal, y lo que sí debe haber es un aumento de oportunidades y variedad de soluciones para que cada cual pueda elegir.

¿Cuáles son los desafíos que tiene el mercado para incorporar mejor a la mujer?

Lo que se trata es de tener un mercado laboral donde el acceso sea flexible, que las mujeres tengan información y acceso al mercado laboral. Y eso, no depende tanto del capitalismo, sino del mercado laboral en sí; es decir, si está intervenido o no, si es rígido o no. A veces no es tanto de que la mujer se incorpore al mercado laboral, sino que, a lo mejor, pueda fundar su propia empresa. Que exista esa oportunidad y esas facilidades.

¿Qué porcentaje de créditos sobre el total de pedidos se conceden en el caso de hombres y de mujeres? Esa cifra es importante porque si del 100% de créditos que se piden, les conceden a los hombres el 80%, mientras que a la mujer el 20%, entonces claramente existe una discriminación ¿No le conceden a la mujer, porque no hay confianza en ella? En este caso, no creo que se deba establecer una ley, lo que hay que hacer es crear casos de éxito.

Los países mientras más pobres más se valora a las mujeres en su rol financiero y de administradora del hogar. Esas son cifras relevantes, no tanto el porcentaje total. Esas cifras venden mucho en la prensa y dejan de lado otros aspectos como las cifras en zonas pobres o zonas urbanas o cuál es la economía informal; porque a lo mejor las mujeres presentan bajas cifras de trabajo formal porque están trabajando sin papeles, y esa es una situación de abuso por parte de quienes las contratan, sin importar su sexo.

Femicidio como delito

Uno de los elementos centrales del discurso del feminismo radical es poner a la mujer siempre como víctima y al hombre como victimario ¿Es siempre el hombre el agresor?

Acabo de leer un artículo sobre agresión por otra razón, porque iba a escribir sobre Cataluña y quería refrescar sobre psicología evolucionista respecto a la agresión, y resulta que, en general, a lo largo de la historia, hay agresiones de hombres a mujeres, de hombres a hombres, y de mujeres a mujeres. Las más habituales son de hombres a hombres, por un problema de territorialidad y demostración de poder. Las agresiones de hombres a mujeres son por temas de celos, sobre todo, son casi en el mismo número y misma proporción de agresiones de hombres a mujeres que de mujeres a hombres. Donde aumenta mucho, es en los asesinatos, la mujer no llega a asesinar a la pareja; sí agrede, pero no asesina. El hombre sí termina asesinando, y no sabemos la razón. Habría que estudiarlo bien.

Si simplemente es una cuestión de léxico el usar feminicidio en vez de homicidio, pero se asegura que se eliminan ambos, me parece bien. El destacar que solamente hay que luchar contra el feminicidio porque es más habitual, es como decir que hay que luchar solamente contra el consumo de cocaína porque total, la heroína no se consume tanto. Yo creo que hay que luchar contra ambos, si el mal es la violencia, hay que erradicar la violencia.

De hecho, hay más agresiones a niños que a mujeres. Las agresiones a niños provienen de parte de hombres y mujeres por igual.

¿Es necesario tipificar el femicidio como delito?

Una de las cosas que más he estudiado y que es muy clara, es cómo contabilizan el feminicidio. Cuentan cualquier muerte, cualquier asesinato de una mujer como un feminicidio. Tú crees que cuando un hombre mata a una mujer por celos, la mata «porque odia a las mujeres». Pero, cuando una mujer mata a un hombre por celos, «no es porque odia a los hombres, es por celos». La medida es asimétrica. Habría que ver hasta qué punto es por odio a la mujer o por sentimiento de posesión, que no es odio, es sentimiento de posesión. De hecho, muchos maltratadores desafortunadamente pegan a sus mujeres porque dicen que las quieren. Obviamente están equivocados; es una brutalidad, pero, no es ese «te mato porque te odio» o «te pego porque te odio», es «porque eres mía». Y es un sentido de territorialidad y poder. Entonces, si contamos con esa falta de criterio y esa asimetría, podemos aumentar la cifra hasta el infinito, pero no es así.

Una de las razones más fuertes que nos asisten a quienes defendemos este tipo de feminismo (liberal), es precisamente que cuando hay un atentado y mueren dos mujeres, es feminicidio, pero para el resto de los hombres no. O cuando un loco se pone a disparar, si mueren mujeres, es feminicidio.

“Lo terrible es que se eleven las cifras del feminicidio de manera fraudulenta.”

Lo terrible es que se eleven las cifras del feminicidio de manera fraudulenta. Eso no beneficia a quienes de verdad sufren malos tratos. Es un problema. La agresión y el asesinato de mujeres son un problema pero me parecería más justo que cuando la mujer agrede a un hombre, también se hable de ello. Aunque la cifra de asesinatos sea menor, la violencia psicológica es más femenina.

Por ejemplo, en España se hizo un “Gran Hermano Vip” con famosos donde participaban dos ex del mismo actor, dos peruanas que se peleaban todo el tiempo. En un momento dado, para animar el debate, incorporaron por unas horas al ex de ambas, este entra, ve a una y se le acerca gritando y a gesticulando como normalmente hacemos los españoles. En ningún momento se nota que vaya a intentar agredirle. A raíz de esto hubo varios artículos diciendo que ese comportamiento era cercano a la agresión, y podía inducir a los jóvenes a que agredan o que sean orientados en casos de acoso. Todas las barbaridades se intentan asociar con este chico, pero de la mujer, que también gritaba, no se dijo absolutamente nada.

Luego hay otra cosa ¿también es feminicidio cuando es una pareja de lesbianas? Cuando los celos son de mujer a mujer. Y cuando un hombre mata a su pareja hombre por celos… ¿Cómo se llama? ¿Deberíamos contarlo también?

Viendo las cosas así ¿Los hombres ya no serían los villanos de esta historia?

Creo que se está llegando a demonizar al hombre. Se están retorciendo los argumentos siendo una base verdadera, es decir, siendo cierto de que hay un problema con la violencia, también hacia las mujeres. Y es grave. Me parece mal que no se mencionen las agresiones a niños y ancianos ¿Cuántos ancianos y niños mueren por malos tratos?  ¿No hay agresión hacia las mujeres en Venezuela, ni en Cuba? No se habla de Irán; estamos preocupadas por las 3.000 mujeres que mueren en España. Y entonces lo comparamos con el número de muertes a manos de ETA y además añadimos la palabra terrorismo. No es asesinato, es terrorismo. Eso, imagínate a dónde lleva.

Incluso se ha planteado que los hombres no debieran poder salir a la calle más tarde de una hora, para que las mujeres podamos disfrutar.

En Chile hay propuestas para hacer un metro en horario punta sólo para mujeres. ¿Es una buena solución?

En México ya existe este sistema. Para mí eso implica que prefieres la segregación, que quizás sea una solución momentánea, pero lo que me parece es que ahí sí se trata del que la hace la pague. Por eso hablo del tema cultural. No se soluciona separando hombres y mujeres, se soluciona cuando un hombre va a agredir a una mujer, y la sociedad en el autobús se lo recrimine y lo obligue a bajar.

La opción de poder elegir sobre diferentes modalidades de transporte público, no me parece mal, es variedad, pero el prohibir…

¿Cómo logras cambiar costumbres culturales arraigadas?

Yo creo que es algo que tienen que cambiar en sus cabezas tanto los hombres como las mujeres. Me lo he preguntado muchas veces. Primero, creo que es importante enseñar a las chicas jóvenes a responder: «usted no me toque donde no tiene que tocarme». Segundo, que ese señor reciba la vergüenza pública, es decir, que el autobús reaccione: «usted a quién está tocando, y con qué derecho; usted no toque a nadie». Que le obliguen a bajar.

Te voy a dar un ejemplo muy sencillo. Si una mujer o un hombre, encontrándose en el metro comienzan a hacer alguna necesidad fisiológica delante del resto, ¿tú crees que la gente se quedaría callada? En general, la gente le alegaría. Si una campaña que no es emprendida por la sociedad civil, aunque lo prohíban, no se va a quitar de las mentes de la gente. Tienes que enseñar que está mal, tienes que demostrar que tocar a una mujer que no quiere ser tocada está mal.

La ley en Chile parece estar mejorando últimamente. Algunos delitos que antes prescribían, como los delitos de abusos sexuales a menores o el acoso laboral, antes no existían. ¿Qué tan necesario es crear leyes para cambiar comportamientos?

Ahora mismo que alguien te toque determinadas partes de tu cuerpo sin tu consentimiento, es un delito. Ya está el Estado ahí, ¿Sirve para algo? No ¿Por qué? Porque da miedo denunciar, porque la justicia no funciona rápido, porque la gente cuando gritas que te acaban de tocar en la calle, la gente no hace nada.

Yo creo que el acoso si debe estar tipificado, pero debe ser una cosa muy clara. Que se aplique tanto para hombres como para mujeres, y que no haya prescripción de delitos. Y haya, para mí, condena de cadena perpetua para los delitos de violación y abuso de niños.

Pero, a donde voy, es que muchas veces la ley no es suficiente ¿Tú crees que la ley antirracista hizo que los racistas de Estados Unidos dejaran de serlo? No. Siguen siéndolo.

pero hay quienes piensan que una ley puede lograr imponer la conciencia de qué es políticamente incorrecto ¿Necesitamos una base legal para concientizar?

Ok. Ya tenemos leyes contra el abuso y el acoso, ya existen. Ahora queda la conciencia. La base es la mínima, la defensa de la integridad física de las personas, de todas las personas.

Es un punto muy importante y delicado. Hay quienes pretenden que es necesario redefinir lo que es el acoso. Vale, ¿Acosar qué es? ¿Qué te sigan por la calle? ¿Qué te miren más de cuatro segundos? Es algo que, finalmente, es muy subjetivo. Empezamos a afinar, y eso a mí me gustaría que se aplicara también a las mujeres, también hay mujeres que acosan a hombres.

Si tu pareja es un hombre y te cuenta que lo está pasando muy mal porque una de sus jefas le está mirando todo el tiempo. Que cuando va a tomar un café, está ella también tomando un café. Y además de repente que se ha hecho la tonta y le ha tomado la mano, o que le ha puesto la mano donde termina la espalda. ¿Qué pasa cuando le das la vuelta?

Fundación para el progreso (2019)

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A menudo viene con sacrificios y luchas.»

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