El delirio institucional del feminismo de género
Estas semanas han dado un golpe directo al feminismo de género, no solo porque los últimos sucesos han dejado al descubierto […]
Publicado en Sabes, 16.08.2020Estos últimos días hemos visto como el covid-19 comienza a permitir desplegar ciertas actividades, tomando los resguardos pertinentes del caso, con alguna tranquilidad. Esta última dista mucho de ser relajo y por ello será siempre mejor prevenir que lamentar. Por esto es que habrá dos factores que serán cruciales para los meses venideros y el posterior levantamiento de cuarentenas en el país. Por un lado, tenemos la gradualidad, el no saltarse pasos e ir de menos a más será vital, tanto en las determinaciones de las autoridades como en las personas, incluyendo la posibilidad de dar un paso hacia atrás con tal de evitar el abismo.
Por otro lado, la trazabilidad será clave. En el Gran Concepción la trazabilidad ha llegado a un promedio de 40%, lo que es un buen número, pero podría ser mejor. Su rol determinará la capacidad de tener la referencia de quienes son posibles nuevos contagios a raíz del contacto con casos. La trazabilidad por un lado, junto a la gradualidad y las medidas sanitarias que la población no debe descuidar, sino que acoplar a su día a día más que nunca -como el uso de mascarillas-, permitirá intentar levantar el país de la situación adversa en que se sitúa hoy. Estas son las condiciones previas que, considerando la necesidad del país de retornar a su desempeño laboral, serán el piso mínimo para el cual comenzar a reconstruir sus cimientos.
Por eso es que el crecimiento económico y la reactivación económica deben ser los temas que se instalen en la agenda, para que el país se pueda poner de pie tenemos que volver a discutir la forma de hacerlo.
El desempleo llegó a 12.2% en el trimestre de abril-junio y aquello no permite dilucidar por completo la magnitud, puesto que los contratos suspendidos no se encuentran en él y una vez que las empresas vuelvan a funcionar con meridiana normalidad se sabrá realmente si todos ellos son reincorporados o no. Pudiendo, por tanto, estar encubriéndose una cifra más grave detrás de ese número. Por eso es que el crecimiento económico y la reactivación económica deben ser los temas que se instalen en la agenda, para que el país se pueda poner de pie tenemos que volver a discutir la forma de hacerlo. No hay mejor política laboral que la capacidad de crecer y la generación de empleos. De esa forma miles de familias que hoy han visto mermados sus ingresos, o bien estos ya no existen, tendrán la oportunidad de no seguir decayendo en la vorágine que ha dejado esta pandemia en el país y en el mundo.
Recomponer las confianzas, poner en práctica la palabra empeñada –no olvidemos el acuerdo de 12 mil millones de dólares que contempla puntos económicos- y tender puentes de diálogo para buscar herramientas que colaboren en este sentido también será clave. Si queremos prevenir, antes que lamentar un rebrote o el peor registro de desempleo desde la crisis de 1982, tendremos que tener en consideración tanto lo sanitario como las medidas de reactivación económica para salir adelante. Recién allí podremos avizorar una luz al final del túnel.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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