Empresarios pesimistas
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Publicado en El Líbero, 22.11.2024Días antes de la segunda vuelta presidencial argentina, muchos asumían que Sergio Massa sería el encargado de dirigir los destinos de la nación trasandina y el responsable de librar al país de los estragos económicos causados por… Sergio Massa. Sin embargo, el triunfo de Javier Milei demostró que ni el despilfarro de la caja pública ni la sofisticada ingeniería electoral del peronismo fueron suficientes para frenar los deseos de cambio del pueblo argentino.
«El primer año de Javier Milei en la presidencia marca un antes y un después para Argentina, no sólo por sus resultados económicos, sino por su capacidad de liderazgo y su voluntad de disputar el relato histórico al peronismo».
Javier Milei no ha pasado ni un año en la presidencia y los cambios en Argentina están a la vista. Desde el inicio, el Mandatario dejó claro el duro camino que los argentinos debían recorrer con su emblemático «no hay plata», pronunciado con una parsimonia y contundencia que marcó su discurso de asunción. A pesar de las dificultades inherentes a ajustar las cuentas de un país que ha sido un derrochador por excelencia durante décadas, el pueblo argentino ha acompañado su travesía. Este respaldo no es ciego ni gratuito: los resultados son evidentes. En solo 11 meses, Milei ha estabilizado el peso argentino, dejado atrás el fantasma de la hiperinflación y reducido considerablemente el riesgo país.
Con todo, más allá de sus logros económicos, es fundamental destacar la habilidad política que Milei ha demostrado en su primer año de mandato, un aspecto menos visible, pero crucial para el progreso de cualquier nación. En Milei no sólo encontramos un tecnócrata eficiente, sino a un verdadero hombre de Estado, algo que se refleja en tres aspectos fundamentales: su capacidad para conducir a figuras políticas hacia el máximo rendimiento, su habilidad para avanzar legislativamente a pesar de tener una minoría abrumadora en el Congreso, y su audacia para desafiar el monopolio peronista sobre el relato histórico.
En cuanto a su capacidad de conducción interna, destacan los resultados obtenidos por figuras clave como Luis Caputo, Patricia Bullrich y Federico Sturzenegger. Aunque provenientes del macrismo, bajo el liderazgo de Milei estas figuras se han convertido en la vanguardia de un proyecto de derecha que todo simpatizante de esta tendencia quisiera tener. Caputo representa el orden fiscal y ha sido el luchador más férreo contra la inflación. Sturzenegger, por su parte, lidera la cruzada contra el cáncer de la burocracia; y Bullrich, con su ímpetu, se ha convertido en la punta de lanza contra el crimen. La reducción de homicidios en Rosario es un hito que incluso sus oponentes han reconocido. Este tipo de liderazgo, cimentado en un ideario claro y en un carácter recio, permite a sus colaboradores desplegar sus capacidades al máximo. Milei ha demostrado que un Estado con menos ministerios puede ser más eficiente en combatir el crimen, por ejemplo, mientras que en Chile seguimos debatiendo la creación de un nuevo ministerio de seguridad pública.
Pero su liderazgo no se limita al Poder Ejecutivo. Milei ha logrado avances legislativos significativos, a pesar de contar con una representación modesta en ambas cámaras del Congreso. Esto evidencia una habilidad política extraordinaria para construir acuerdos con diversas sensibilidades. Su éxito refuta la idea de que un liderazgo sin mayoría parlamentaria está condenado al fracaso. Aunque es deseable contar con mayorías legislativas, Milei demuestra que el poder no sólo necesita consensos, sino que también los crea. Este es un recordatorio para quienes creen que sólo los consensos dan poder, olvidando que el poder también puede forjar consensos.
Por último, el liderazgo de Milei trasciende la política contingente y se adentra en la batalla cultural. Recuperar del ostracismo la figura de Carlos Menem y desmontar los altares erigidos a Néstor Kirchner en los ministerios son muestras claras de su voluntad por desafiar el relato histórico que el peronismo intentó presentar como incuestionable. Mientras Mauricio Macri proclamaba que «si Perón resucitara, diría que lo representa Juntos por el Cambio», Milei entiende que la legitimidad de su mandato no se juega sólo en la política, sino también en el relato cultural que acompañará su legado. Como bien señala Carlos Rodríguez Braun: «Cuando Milei invita a la libertad y recibe un gran respaldo popular, conviene recordar que en ese éxito influyeron no sólo la realidad de un país próspero que dejó de serlo cuando sus gobernantes impusieron el antiliberalismo, sino también la labor de quienes, durante décadas, promovieron ideas consideradas absurdas, marginales y extrañas».
El primer año de Javier Milei en la presidencia marca un antes y un después para Argentina, no sólo por sus resultados económicos, sino por su capacidad de liderazgo y su voluntad de disputar el relato histórico al peronismo. Su triunfo demuestra que, cuando hay un proyecto claro y audaz, es posible transformar un país incluso en las circunstancias más adversas. Milei no sólo gobierna; Milei inspira.
Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan las de Fundación para el Progreso, ni las de su Directorio, Senior Fellows u otros miembros.
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