Hay que tener ojo: que esa tentación de crecimiento no se convierta en una amenaza para las democracias liberales, que no solo compren nuestras empresas y productos, sino también nuestros valores y corazones.
Reemplazar completamente a las personas tiene más de populismo tecnológico que de facilidad democrática, a la vez que no se hace cargo del problema de la confianza.
La dictadura de la opinión es quizás una de las mayores amenazas para los fundamentos del sistema democrático representativo hoy en día.
«La libertad no se pierde por quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes no son capaces de defenderla»
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