En Chile la discusión racional, el debate público y sereno de buena fe, está muerto.
Bachelet ha abonado el terreno para la ideología y la demagogia en Chile, acercándonos peligrosamente a la desastrosa ruta de otras naciones que han caído en el engaño populista.
«El progreso es imposible sin cambio, y aquellos que no pueden cambiar sus mentes, no pueden cambiar nada»
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