Lo cierto es que en la izquierda se confrontan dos visiones con respecto a la política democrática actual. Una está marcada por la mera ética de convicción, cuyo maximalismo es notorio cada cierto tiempo, que además concibe la política como una suma cero donde hay amigos y enemigos, lo que se ve reflejado en su clara visión instrumental de la democracia y sus instituciones más básicas como un simple obstáculo para sus concepciones radicales e incluso violentas e irreflexivas. La otra parte podría conformarse como un adversario razonable y esencialmente responsable, que entiende que la política es un espacio de antagonismos que nunca desaparecen pero que deben ser manejados dentro de los marcos democráticos fundados en una ética argumentativa.
Leer másUrge una aclaración de al menos los partidos oficialistas chilenos que integran el Foro de Sao Paulo: ¿suscriben en forma total la declaración final del foro al que pertenecen o tienen reparos con respecto al apoyo que su agrupación entrega “a Bolivia en su reclamo de salida al mar con soberanía”?
Leer más«El progreso es imposible sin cambio, y aquellos
que no pueden cambiar sus mentes,
no pueden cambiar nada»