La costumbre de Daniel Matamala de distorsionar hechos y engañar en sus columnas dominicales lo ha llevado a atribuir idénticos hábitos en quienes son objeto de sus ataques.
Los chilenos le tenemos miedo a la verdad y preferimos esconderla que abrazarla y pagar el costo por ello. Como consecuencia de este rasgo idiosincrático, casi todo lo que se dice con impacto público raya en la mentira
«El progreso es imposible sin cambio, y aquellos que no pueden cambiar sus mentes, no pueden cambiar nada»
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