Esta es la nueva izquierda, obrera y nacionalista, que hace temblar a Europa y que está llevando a la tumba a la vieja izquierda.
Hace un siglo la primera globalización se hundió ante una espantosa reacción antiliberal de la que nacieron los grandes totalitarismos modernos. De esa triste historia debemos aprender para no repetirla.
«El progreso no es una bendición ininterrumpida. A menudo viene con sacrificios y luchas»
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