La búsqueda del predominio de una identidad o colectividad sobre otra proyecta a los escenarios de consensos por una espiral de violencia e intolerancia dañina para cualquier orden civilizado.
La identidad es como el fuego. Resulta fundamental para nuestra vida en sociedad, pero su instrumentalización política implica un alto riesgo de sufrir quemaduras.
«La libertad no se pierde por quienes se esmeran en atacarla, sino por quienes no son capaces de defenderla»
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