El FA y la izquierda radical tienen un problema. Llegaron con un aire de frescura y novedad. Jóvenes “idealistas” que venían a cambiar la política para volverla a poner al servicio de la gente.
La vieja izquierda se equivoca al ningunear hoy al centro para conseguir los votos de la nueva izquierda.
El FA envejecerá mal, porque no tiene ideas nuevas, las que tiene no funcionan, y no entienden la causa, origen y fragilidad del progreso.
¿Fue adecuado sacrificar a la Concertación cuando quienes estaban a su izquierda y se declaraban inmensamente insatisfechos con el modelo eran tan pocos?
«El progreso no es una bendición ininterrumpida. A menudo viene con sacrificios y luchas»
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